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POV Omnisciente

Varias horas después

El pequeño moreno estaba en el living de la casa del híbrido con algunos de la manada. Había tenido que dejar al enojón en el bosque y luego desapareció sólo para que este no le siguiera hablando sobre que sí debía encadenarlo.

-Y? Fue cómo abandonar a un perro?.-Preguntó Gabriel, refiriéndose a cuando dejó al híbrido en el bosque.

-No sé cómo Jaime y tú son amigos.-Dijo Manuel sonriendo un poco mientras que su novio acariciaba ligeramente su mano.

-Sí igual me quiere.-Dijo Gabe, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Pero todos saben que nunca cambiaré, así que debió acostumbrarse ya con todos estos años que he estado en la manada.

-Quería que lo encadenara.-Dijo Nicolás, volviendo a hablar de su novio.-Pero obviamente no quiero hacerlo.

-Pero ya está acostumbrado.-Dijo Castiel, por fin hablando mientras sentía como su pololo tomaba su mano.-Tiene más de mil años, Nico.

-Lo sé, pero aún así no me gusta.-Dijo el moreno, con una pausa.-Aunque ya esté acostumbrado no significa que ya no le duele.

-Supongo que tienes razón.-Dijo Dean, metiéndose en la conversación.-Pero eso te pone en riesgo a ti. No digamos que Jaime razonará mucho hoy, su parte animal mandará en la noche y eso significa que... ya sabes.

-Claro que sé que me pone en riesgo pero... confío en Jaime.-Dijo el pequeño moreno, notando como sus amigos le mandaban miradas preocupadas.

-Nico, en verdad nunca lo has visto así, porque siempre lo encadenamos.-Dijo Manuel, tomándose un momento para luego seguir hablando.-No es que no confiemos en Jaime, sino que sólo deberías tener cuidado. Si intenta hacer algo, no dudes en apartarlo de ti, como puedas, aunque le hagas daño, él lo entenderá más tarde.

Nicolás no dijo nada y sólo cambiaron de tema.

Unas pocas horas después

El pequeño moreno estaba durmiendo cuando sintió como alguien lo observaba, provocando que se despertara de inmediato. Vio a un lobo completamente negro con los ojos rojos.

-Hola Jaime.-Murmuró Nicolás, con un poco de flojera, mirándolo fijamente a los ojos.-Te cansaste de estar en el bosque? Supongo que sí.

El lobo lo siguió observando y se subió a la cama para luego acercarse a él.

El pequeño moreno acarició un poco la cabeza del alfa.

Unos pocos minutos después, el señor Navarro ya estaba en su forma humana y había dejado al pequeño moreno abajo suyo, haciendo que este temiera un poco.

Bueno, además que el híbrido estaba desnudo.

El enojón lo miró atentamente por unos segundos para luego besarlo bruscamente mientras tocaba al pequeño moreno debajo de la polera, causando que este ya supiera por donde iba esto.

-J-Jaime, para.-Dijo Nicolás, intentando separarse del híbrido, sintiendo como este quería desabrocharle los pantalones.

El híbrido estaba casi imparable, se notaba que la parte animal sólo quería marcarlo.

-Jaime, no.-Murmuró el moreno, sintiendo sus ojos aguarse y como intentaba empujar al alfa lejos suyo, pero este era más fuerte.-J-Jaime!

El híbrido se quedó quieto por unos segundos y lo miró fijamente a los ojos.

El señor Navarro se quedó sin aire por unos segundos y se alejó completamente del pequeño moreno, vistiéndose rápidamente mientras que el pequeño vampiro derramaba varias lágrimas.

-Lo siento.-Dijo Jaime en un tono bajo, todavía no queriendo acercarse al moreno.-Lo siento tanto, yo no... no podía controlarme. Lo lamento.

Todo se quedó en silencio por un par de segundos.

El híbrido observaba al pequeño moreno, quien poco a poco se estaba tranquilizando. No quería acercarse a este pero tampoco se quería ir.

-N-No era con intención.-Susurró el enojón, sentándose en el piso y colocando sus dos manos en su rostro.-Nunca he querido hacer algo que tú no quisieras, s-sólo... no hay excusa para esto.

El pequeño vampiro lo observó por unos segundos y se bajó de la cama para luego acercarse lentamente al enojón.

-Vamos a dormir.-Dijo Nicolás en un hilo de voz, con una pausa.-Sólo... olvidemos esto.

-Nico...

-Por favor.-Se lo suplicó el recién nombrado, haciendo que el híbrido lo mirara y notara como el pequeño moreno le ofrecía su mano para ayudarlo a levantarse.

El señor Navarro lo observó y tomó la mano del moreno para después levantarse.

Cuando se acostaron, ninguno de los dos se sacó algo de ropa, sólo se miraron por unos segundos.

El híbrido colocó su cabeza en el cuello del pequeño moreno y este sintió como su novio derramaba unas lágrimas, causando que sintiera sus ojos arder.

-Jaime, está bien.-Dijo Nicolás, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Yo te perdono.

-Pero yo no lo hago.-Dijo Jaime, casi como si estuviera debilitado, y lo estaba.

-Fue un error, Jaime.-Dijo el moreno, con una pausa.-Te detuviste, muchos no hubieran podido.

-Ni siquiera debí haberte tocado.-Dijo el enojón, culpándose completamente por eso.-Tú no querías.

El pequeño moreno hizo que dejara de esconder su cara en su cuello y lo miró fijamente a los ojos para después acariciar la mejilla de su novio.

-Todo está bien.-Dijo el pequeño moreno, tomándose un tiempo.-Yo estoy bien y no te culpo.

-Nico...

No siguió hablando ya que el moreno lo besó, haciendo que se quedara quieto por unos segundos para después corresponderle, causando que ese gesto de amor fuera reconfortante para los dos. En ningún momento el enojón hizo que el beso fuera más apasionante o brusco, sólo siguió el mismo ritmo que el moreno.

Siguieron así por unos minutos hasta que el pequeño moreno se separó del gesto de amor.

-No quiero que te culpes.-Dijo Nicolás en un tono delicado, queriendo que el híbrido estuviera bien.

Al principio, cuando notó como el enojón se alejaba de él, dejó de temerle a este, sabiendo que el híbrido no se acercaría a él si es que este no le decía algo o si él se acercaba al enojón primero. No es que tuviera miedo de perder su virginidad, porque eso no era, y tampoco temía que el señor Navarro fuera brusco con él, porque por favor, el híbrido tenía más de mil años de experiencia, sólo no se sentía listo todavía, pero de lo que estaba seguro, y lo que no ha dudado ni un segundo, es que cuando quisiera, quería perderla con Jaime.

El enojón lo observó por unos segundos y lo abrazó, provocando que el moreno se acurrucara contra él.

You (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora