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POV Omnisciente

El pequeño moreno escuchó voces a su alrededor pero no entendía lo que decían, causando que gruñera y se moviera un poco. Ya no sentía ese dolor de cabeza, provocando que se relajara un poco.

De repente supo que no estaba en su cama y si no estaba ahí, entonces tampoco estaba en su departamento, haciendo que se sentara en la cama y abriera los ojos finalmente. Vio a toda la manada ahí, realmente toda, hasta Jaime que estaba observándolo desde una esquina.

-Por... por qué estoy aquí?.-Preguntó Nicolás, intentando olvidar al híbrido que estaba ahí y lo mucho que le dolía la presencia de este.

-Me preocupé.-Dijo Manuel, tomándose un momento para luego seguir hablando.-No despertabas y cuando pasaron unas horas, te traje acá.

-No era necesario.-Dijo el moreno con la voz ronca.-Estaba bien, sólo un leve desmayo.

-Casi un coma etílico es un pequeño desmayo?.-Cuestionó Jaime, por fin hablando, causando que todos se quedaran callados. El tono de voz en el que Jaime hablaba era duro y hasta furioso.-Eres vampiro, Nicolás. Cuánto pudiste haber tomado para eso?

-No te debe importar.-Dijo el pequeño moreno casi en un gruñido, incrementando la furia en el híbrido.-Lo mismo que le dije a Manuel, se los diré a ustedes. Déjenme en paz.

-Salgan de la habitación.-Dijo el enojón, ordenándoselo a la manada, causando que todos lo miraran inseguros.

-Jaime, no es buena idea...

-Salgan ahora.-Dijo el recién nombrado en un gruñido, provocando que lo hicieran de inmediato.

Cuando salieron de la habitación, el señor Navarro cerró la puerta del cuarto y todo se quedó en un silencio tenso por unos segundos.

-Te vas a quedar acá.-Dijo Jaime de repente, causando que el moreno lo mirara.

-Claro que no...

-No te lo estoy preguntando, Nicolás, te lo estoy ordenando.-Dijo el enojón, interrumpiéndolo ya que sabía lo que iba a decir.-Y nada de alcohol hasta que te sepas moderar.

-Ándate a la chucha, Jaime, tú no me mandas.-Dijo Nicolás, levantándose de la cama hasta que el enojón lo detuvo.

-No tienes opción acá.-Dijo Jaime, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Si te intentas ir, te encontraré de igual manera.

-No me importa.-Dijo el moreno, con una pausa.-Algún día estarás desprevenido y me iré para nunca volver, Jaime.

-Ya lo veremos.-Dijo el enojón, observándolo por unos segundos.

-Ándate.-Dijo el pequeño moreno, no queriendo en ese momento ahí.

-Como gustes.-Dijo el híbrido, caminando hacia la puerta de la habitación hasta que escuchó algo.

-Te odio.-Dijo el pequeño vampiro, provocando que el enojón se quedara quieto por unos segundos.

No dijo nada, sólo salió de la habitación para después cerrar la puerta fuertemente, causando que el moreno gritara por la frustración.

Quería irse y desaparecer.

El pequeño moreno se volvió a levantar y notó que todas sus cosas estaban ahí, haciendo que gruñera.

Se colocó más ropa, ya que estaba sólo con una camiseta y boxers, para después abrir las cortinas. Notó como no había nada que le impidiera salir por la ventana, así que también abrió esta y sacó casi todo su cuerpo, sentándose en el marco de la ventana.

Escuchó como alguien abrió la puerta de su cuarto, causando que se lanzara de inmediato para después desaparecer de ahí.

-Jaime, ya se escapó!.-Gritó Castiel desde el segundo piso.

Todos sabían que eso haría el moreno.

-Entonces es hora de usar el hechizo que le hice.-Dijo Jaime con una ligera sonrisa para después desaparecer.

El moreno apareció en un bar, y por alguna razón supo que el híbrido había tramado algo. No podía escapar tan fácil, verdad?

Sabía que tenía segundos de ventaja no más, así que buscó algún hombre que pareciera algo borracho y lo besó. El desconocido estaba algo confundido pero no le importó y le correspondió el gesto.

Varios segundos después, escuchó un gruñido atrás suyo, provocando que ya supiera quien era.

-Tú y yo nos vamos ahora.-Dijo Jaime, separándolo fuertemente del desconocido y tomándolo del brazo.

-Eh, espera, él no quiere irse.-Dijo el extraño, causando que el híbrido parara en seco y que lo mirara fijamente a los ojos.

-Puedes besarte con cualquiera, pero con él no.-Dijo el enojón con una pausa.-Él es mío.

Ahí fue cuando el moreno perdió la cordura.

El pequeño moreno empujó fuertemente a Jaime, causando que este lo mirara atentamente.

-No soy tuyo, Jaime!.-Dijo Nicolás, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Me tenías pero tú fuiste el que arruinó todo eso, así que no me trates como si fuera tuyo, porque ya no es así. Yo puedo besar a quién quiera y cuando yo quiera.

-No me importa.-Dijo Jaime, volviendo a tomar el brazo del pequeño moreno.-Nos vamos.

-Eres un hijo de perra!.-Dijo el moreno, completamente frustrado, apenas notando que habían llegado a su cuarto otra vez.

-Lo que digas, cariño.-Dijo el enojón, intentando salir de la habitación pero el pequeño vampiro lo empujó contra la pared, acorralándolo.

-Cómo mierda pude estar contigo?!.-Preguntó el pequeño moreno, no sabiendo por qué Jaime se comportaba de esa manera.

-Yo tampoco sé por qué estaba contigo, menos mal que terminé lo nuestro.-Dijo el híbrido, sin pensarlo, notando como la expresión facial de Nicolás pasaba de furia a dolor puro.-E-Espera, cariño...

-No me iré de tu mierda de casa, pero no me vuelvas a hablar, Jaime.-Dijo el pequeño vampiro alejándose de él y dándole la espalda.-No ahora, no nunca.

El señor Navarro lo observó por unos segundos para después irse, cerrando la puerta casi delicadamente, sabiendo que las había cagado todas con el pequeño moreno.

El moreno se sentó en la cama y casi instantáneamente comenzó a llorar, odiándose por haber confiado y querido tanto al enojón. Y se despreciaba mucho más porque aún así creía que él había hecho algo mal mientras estaba con Jaime y por eso este había terminado con él.

El pequeño vampiro, en lo único que pudo pensar casi racionalmente, fue en que debía encerrarse en esa habitación, así que de inmediato lo hizo.

No quería que alguien más lo consolara.

Sólo quería a Jaime.

You (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora