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POV Omnisciente

Para el pequeño moreno, en ese punto, la fiesta ya había terminado para él. Y si para el moreno era así, entonces para el híbrido era lo mismo.

-Han sabido algo de Crowley?.-Preguntó Jaime, observando como el pequeño moreno estaba sentado, sin tomar, sólo ahí, como si estuviera esperando algo mientras el resto hablaba y reía.

-Nos llamó hace poco.-Respondió Gabriel, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Ya encontró al brujo y ahora le está sacando respuestas a su modo.

-Bien.-Dijo el enojón, no dejando de mirar a Nicolás en ningún segundo.

-Él... está bien?.-Cuestionó Manuel, sintiendo una tristeza por ver al moreno así.

-No.-Dijo el híbrido, siendo sincero con todos.

-Sabes qué le dijo el brujo?.-Preguntó Edgar, mirando al pequeño moreno por unos segundos no más.

-No exactamente lo que dijo, bueno, una cosa sí.-Dijo el señor Navarro, con una pausa.-Que no quería apagar su humanidad.

-Y qué no dijo exactamente?.-Cuestionó el ruloso, queriendo una idea de aquello.

-Dijo que el brujo le había dicho la verdad.-Respondió Jaime, diciendo lo que sabía.-Pero no sé cuál verdad supuestamente.

-Le mandaré un mensaje a Crowley.-Dijo Gabriel, tomándose un momento para luego seguir hablando.-O mejor iré a acompañarlo. También quiero sacarle la chucha a ese weón.

Samuel no dejó que se vaya de inmediato.

-Cuídate, si?.-Preguntó Sam, dándole un leve beso en los labios, causando que Gabriel sonriera para después chasquear los dedos y desaparecer en el instante.

-Deberías hablar con él.-Dijo Manu, con una pausa.-Y nada de cagarla más, Jaime. Una más y siento que el Nico va a tener una crisis emocional.

El señor Navarro recordó ese día que se besaron y asintió.

-Van a seguir con la fiesta? No creo que ninguno de la manada se pueda divertir ahora con lo que pasó.-Dijo Jaime, necesitando saber eso primero.

-En un rato los echamos a todos.-Dijo Edgar, diciéndole la verdad, causando que el híbrido asintiera y que diera por terminada la conversación.

El señor Navarro le extendió su mano al pequeño moreno, ocasionando que este mirara esta por unos segundos para después tomarla, provocando que fueran de inmediato a la pieza para hablar o al menos descansar un rato.

Cuando llegaron, el pequeño moreno se recostó en la cama en el momento y el señor Navarro cerró la puerta para después acostarse al lado de él.

-No quieres hablar sobre eso?.-Preguntó Jaime, no queriendo herir al moreno o algo así.

Al menos ya no más.

-No.-Respondió Nicolás, con una pausa.-Ahora no.

Todo se quedó en silencio por unos segundos.

-A veces me pregunto cómo sería si hubiera seguido con Fernando.-Dijo el moreno, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Al menos él me quería un poco.

Esto último lo dijo casi en un susurro.

-Me bañaré.-Dijo Nicolás, ni siquiera mirándolo.-Si quieres duerme. Yo no creo que pueda dormir esta noche.

El señor Navarro no le dijo nada y sólo lo observó mientras sentía un gran nudo en su garganta que le dolía.

Al día siguiente

El moreno, al final, sí pudo dormir sólo un poco. Así que cuando despertó, notó como Jaime no estaba a su lado, causando que estuviera algo confundido.

Jaime no dejaba la cama si él no se despertaba.

Al menos si hacía el desayuno, se apuraba. Había aprendido eso desde la primera vez que durmieron juntos en su departamento.

Se levantó y vistió rápidamente para luego bajar.

Notó que no se escuchaba a casi nadie de sus amigos.

Fue al living y vio a Crowley y a Gabriel hablando.

-Saben dónde está Jaime?.-Preguntó Nicolás, teniendo un mal presentimiento.

-No, pero lo podemos saber en un segundo si quieres.-Dijo Gabriel, haciendo aparecer un mapa de Santiago de inmediato.

-Si no es tanta molestia.-Dijo el moreno, observándolos por unos segundos.

Crowley sacó algo de su sangre como si nada y la dejó encima del mapa.

Gabriel comenzó a decir unas pocas palabras inentendibles en voz baja y la sangre se comenzó a mover.

-Bueno, qué sorpresa.-Dijo Gabriel, notando en donde paraba la sangre.-Está en el bosque donde se conocieron.

-Eso fue sangre desperdiciada.-Dijo Crowley, con una sonrisa divertida.

-Después te daré un poco de mi sangre.-Dijo Nicolás, no sonriendo porque había algo que estaba mal.

-No gracias, Jaime me mataría.-Dijo su amigo, con una pausa.-Sólo anda a buscar a tu príncipe híbrido.

El pequeño moreno apareció en el bosque de inmediato y agudizó su oído para luego escuchar unos sonidos un poco lejos de él, provocando que se acercara.

Cuando los sonidos comenzaron a hacerse más claros, el pequeño moreno notó como Nick estaba golpeando al híbrido en el piso, causando que se acercara y lo empujara, pero ni lo movió.

De verdad unos brujos le habían ayudado.

Nick lo empujó fuertemente, provocando que se golpeara contra los árboles, dejándolo débil de inmediato.

-Déjalo en paz!.-Dijo Nicolás, intentando levantarse pero en realidad todo su cuerpo le dolía.

-Por qué, Nicolás?!.-Preguntó Nick, pateando al enojón un poco.

Al menos el señor Navarro no estaba sangrando, porque o sino estaría mucho más preocupado.

-Porque... porque lo amo!.-Dijo el moreno, notando como el híbrido se tensaba un poco para después mirarlo fijamente a los ojos.-Lastímame a mí, no a él!

-Aww, qué tierno, no?...

No pudo seguir hablando cuando el enojón le rompió el cuello.

Se levantó, algo dañado y se acercó como pudo al pequeño moreno.

-Necesitas de mi sangre...

-Necesito algo más en este momento.-Dijo Jaime para finalmente besarlo, causando que el moreno se quedara quieto por unos segundos para después corresponderle el gesto de inmediato, acercándose un poco más a él.

Eso era lo que necesitaban hace mucho.

El híbrido colocó su mano en la mejilla de su pequeño vampiro, profundizando aún más el beso, extrañando como se sentía eso.

Cuando se separaron, se miraron por unos segundos.

-Por qué no quisiste besarme ayer?.-Preguntó Nicolás, queriendo saber eso.

-Porque no quería que ese fuera nuestro primer beso cuando volviéramos.-Dijo Jaime, con una pausa.-No en un juego.

-Eres un aweonao.-Dijo el moreno, teniendo una ligera sonrisa en sus labios, olvidando completamente el dolor que sentía.-Ahora toma de mi sangre.

-Sólo si tú tomas de la mía.-Dijo el enojón, como si aquello fuera un trato, provocando que el moreno asintiera, aceptándolo.

El señor Navarro colocó cuidadosamente al moreno abajo suyo y mordieron el cuello del otro mutuamente.

You (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora