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POV Omnisciente

Cuando el pequeño moreno despertó ese día, supo que era diferente a otros. Primero, porque el señor Navarro lo estaba oliendo y lo mordía de vez en cuando, y segundo, porque este le decía casi en un susurro "mi omega".

El pequeño moreno se giró y notó los ojos rojos del híbrido. Casi de inmediato le dio un leve beso en los labios.

-No te encadenaré hoy.-Dijo Nicolás, avisándole, causando que los ojos de Jaime pasaran de rojo a café.

Jaime tenía miedo de hacerle algo que no quería a este.

-Nico, no creo que eso sea buena idea.-Dijo Jaime, con un tono de preocupación notorio.

-Confía en mí, sí será una buena idea.-Dijo el moreno, acariciando la mejilla de su novio.-Y dónde está mi alfa?

Los ojos rojos de Jaime volvieron y este lo miró fijamente a los ojos para después morder su cuello, provocando que el pequeño moreno gimiera un poco.

El pequeño vampiro acarició la espalda de su novio, sintiendo como este lo colocaba abajo de él.

Iba a ser difícil tomar el control pero lo hará, aunque fuera casi misión imposible.

El pequeño moreno sintió, a los pocos minutos, como el enojón dejó de morderlo y lo observó por unos segundos.

-Tampoco quiero dejarte en el bosque.-Dijo Nicolás, diciéndole la verdad a su alfa.-Quiero que te quedes acá.

-No, eso nunca.-Dijo Jaime, con una pausa.-Es peligroso que me transforme acá. No quiero hacerle daño a mi omega.

El pequeño moreno lo miró dulcemente y acarició ligeramente el cuello de su híbrido.

El señor Navarro notó como su pequeño vampiro lo contemplaba y gruñó un poco al sentirse feliz.

-Te amo.-Dijo el moreno en un tono bajo y delicado, calmando al alfa.

-Yo también te amo.-Dijo el enojón, sintiendo también que su parte animal estaba feliz.

El señor Navarro, al querer hacer feliz a su "omega" como lo estaba él, comenzó a darle pequeños besos por todo el rostro del pequeño moreno, provocando que este riera.

-Tengo hambre, alfa.-Dijo Nicolás de repente, luego de unos pocos minutos.

El híbrido lo admiró por unos segundos y desapareció, causando que el pequeño moreno gruñera.

Jaime había ido en boxers no más.

Sabiendo eso, se acomodó y esperó al señor Navarro.

Después de unos pocos minutos, vio a Jaime llegar, provocando que le diera la espalda.

-Traje medias lunas, berlines, donas...

Se quedó callado por unos segundos al notar que el pequeño moreno lo estaba ignorando y más encima le daba la espalda.

Él, y su parte alfa, sintió una desesperación por todo su cuerpo, queriendo que el moreno no estuviera enojado con él.

Dejó la bandeja en su mueble y desapareció otra vez, ocasionando que el moreno estuviera algo curioso.

Pasó al menos un minuto y el enojón volvió.

Pero como lobo.

El alfa se subió a la cama y empezó a mover al moreno con su cabeza, queriendo que lo perdonara por lo que hubiera hecho.

El lobo hizo un quejido, como si fuera de dolor, y siguió moviendo a su "omega", haciendo que este se girara y lo mirara.

Su novio comenzó a lamerlo, provocando que el moreno no pudiera resistir mucho y comenzó a reír.

El alfa lo observó por unos segundos y apoyó su frente con la del moreno, casi como si le estuviera rogando por su perdón.

-Está bien.-Dijo Nicolás, acariciando un poco el lomo del lobo, causando que este lo mirara fijamente.-Sólo no vuelvas a salir sin polera. Tú me pusiste la misma regla.

El alfa se quedó quieto por unos segundos y lo volvió a lamer.

-Me gusta como eres de lobo.-Dijo el moreno, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Aunque me gustas en todas tus formas.

El lobo se acostó y el moreno lo abrazó.

-No vas a dejar la cama llena de pelos, cierto?.-Preguntó el pequeño moreno, notando como su novio lo observaba atentamente.

Su pololo negó con la cabeza y el pequeño moreno sonrió. Este último volvió a acariciar al señor Navarro.

-Te hubiera gustado que yo sea omega? Pero de verdad un hombre lobo omega?.-Cuestionó el pequeño vampiro, teniendo aquella duda.

El enojón, a los pocos segundos, se transformó en humano otra vez y se colocó rápidamente otros boxers.

-Me gustas tal y como eres.-Dijo Jaime, siendo completamente sincero con él mientras seguía teniendo sus ojos de alfa.-No me importa si no eres hombre lobo, eres mi omega de igual manera. Además, si realmente lo fueras, ó sea biológicamente, sería mucho más posesivo. Ni siquiera los hombres lobos de nuestra manada se te podrían acercar.

-Bueno, así te comportas los días de luna llena.-Dijo Nicolás, con una ligera sonrisa.-Por eso no querías que bajara a tomar desayuno y me lo trajiste acá.

-Primero, siempre te traigo desayuno.-Dijo el enojón, excusándose sobre aquello.-Y segundo, como soy hoy, lo sería siempre.

El pequeño moreno lo observó para después besarlo, provocando que el corazón del señor Navarro se acelerara bastante, y obviamente le correspondió.

Cuando se separaron, a los minutos después, el enojón acarició la mejilla de su novio.

-Nico, si hoy intento hacerte algo, necesito que me prometas que me gritarás, golpearás o algo.-Dijo Jaime, confesándole su mayor miedo.-No quiero saber que te intento cuidar y que mi mayor enemigo soy yo.

-Tranquilo, Jaime, confía en mí.-Dijo Nicolás, con una pausa.-Todo estará bien.

El recién nombrado se quedó en silencio y lo observó por unos segundos.

-Estás algo... raro.-Dijo el enojón, después de pasar un minuto mirándolo.-Pasa algo?

-A qué le llamamos raro?.-Preguntó el moreno, con una sonrisa algo nerviosa.

-Algo fuera de lo normal.-Dijo el híbrido, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Por qué realmente crees que hoy no pasará nada? Que no te haré daño?

-Porque confío en ti y sé que yo tampoco dejaría que... ya sabes.-Dijo el pequeño moreno, no diciéndole completamente la verdad, o al menos en parte.

Jaime lo miró directamente a los ojos para después asentir.

-La manada, cuando fui a buscarte comida, me dijo que hoy se iban a ir fuera de Santiago.-Dijo el señor Navarro, con una pausa.-No los quieres acompañar?

Bueno, Nicolás los había echado de la casa, o mejor dicho, Nicolás había mandado a Manuel a decirles.

-No tengo muchas ganas.-Dijo el pequeño vampiro, tomando la mano de su novio y entrelazando los dedos, provocando que el enojón hiciera lo mismo.-Me quedaré acá.

You (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora