Estuvimos hablando un rato, hasta que me di cuenta que ya era la hora de irme, debía buscar a las niñas.
— Ya es hora de irme.— dije al levantarme. — debo buscar a las niñas.
— ¿puedo llévate a casa si quieres?
— tranquilo yo traje mi auto.
— permíteme escoltarme hasta la casa en el mio, es muy tarde para que andes por elli sola. — dijo levantándose y colocándose su saco de nuevo.
— no, tranquilo.
— Victoria, por favor.— dijo y su mirada me convenció.
— esta bien... voy a despedirme.
— nos vemos en el estacionamiento.
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Tomas me escoltó en su auto hasta la casa de los Mejias, estacione en la entrada y me baje para tocar el timbre.
— yo tengo la llave.— Dijo Tomas.
— cierto.— abrió la puerta y me hizo pasar primero.
— debe estar en la habitación, te acompaño.
— gracias.
Cuando íbamos por el pasillo escuchamos los gritos y risas de las niñas, llegamos hasta la puerta y pudimos ver que están en plena guerra de almohadas contra otros dos niños como de 2 años mas que ellas creo que uno de ellos es el hermano de Alison. Tomas entro a tratar de parar la guerra y no logro nada, solo que lo lincharan a almohadazos. Allí se le cayó la careta de tipo serio y antipático que tiene siempre, aunque esta me gusta mucho más que la otra.
— Basta niños...— Grité haciendo que todos se voltearon hacia mi. En cuestión de segundo todos estaban callados con los ojos abiertos y ahogando una carcajada. De donde menos espere salto una almohada hacia mi. Los niños se rieron a carcajadas escandalosas por quien me había lanzado la almohada.
— buena puntería tío Tom.— dijo uno de los niños.
—¿ ah sí?— dije amenazante mirándolo. Me quité los tacones y tome una de las almohadas en mi manos. Y se reinició la guerra.
Duramos un buen rato jugando hasta que ya pudimos más y nos echamos en las camas a reírnos, yo tratando de ser lo más delicada posible ya que todavía llevaba mi vestido.
— ¿ya nos vamos?— preguntó Isabella.
— no tia... vamos a quedarnos aquí.— dijo Anabella. Iba a responder justo cuando Alison también pidió que nos quedamos.
— no, además que van a pensar los señores. No que pena.
— tío Tom te da permiso. — dijo uno de los niños. Voltee hacia él y solo encogió los brazos.
— no se no tengo ropa.
— Marian debe tener ropa por alli. Le diré a Mónica que te las busque. — dijo como si nada Tomas.
— anda tia por favor. dijeron las gemelas al unísono con cara de puchero.
— ok, pero debo estacionar el carro en el estacionamiento de la casa.
— yo lo hago.— anuncio Tomas. Le extendí las llaves y le pedí que me trajera mi bolso que estaba en el asiento de copiloto.
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Uy debo admitir que amo a Tom...
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Derecho y Amor serie Hermanos Mejias # 3
RomanceTomas Mejias, joven totalmente atractivo y exitoso pero lo que tiene de guapo lo tiene de antipático y pedante, luego de la muerte de sus padres quedó bajo el cuidado de su hermano Cristóbal quien luego se casó con Sara y fueron como unos padres par...