Parte 22

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David.

—Siento llegar tarde —digo al caga-billetes que ya está con su cara de pocos amigos viendo su reloj al verme llegar. Con esa su mirada intimidante desde la cabeza de la mesa de vidrio, lleva su codo al brazo de la silla en la que está sentado y sostiene su barbilla mientras me mira fijamente hasta llegar al lugar que me corresponde.

Si yo fuera mujer, lo demandaría por acoso sexual.

—Tienes que tener una excusa muy buena, si no, te descuento estos siete minutos de retraso —no duda en decir, ni siquiera he tomado mi lugar y ya está con sus jodidas amenazas.

—Oliver, no puedes descontarme esos siete minutos, tengo tampones que comprar —digo, con fingida desesperación, él suelta una risa y no puedo mantener mi postura, me carcajeo con él pero no por mucho tiempo porque se supone que aquí somos personas serias.

Saco mi laptop y tomo el lugar a la derecha del caga-billetes, comienza a teclear en su computadora y yo en la mía, tengo exactamente 20 minutos para terminar los informes que se supone tengo que presentar en esta reunión.

Más personas comienzan a llegar y de pronto la sala comienza a llenarse, alguien pone su mano sobre mi hombro y al ver al señor Argazzi de pie a la par mía, lo saludo con un apretón de manos, el caga-billetes hace lo mismo y luego de felicitarme por mi "matrimonio" toma lugar a la par de Oliver con quién comienza a charlar sobre el matrimonio, por un momento miro a Oliver y me doy cuenta que ya lo perdimos.

—Las mujeres son como las flores, hay que tratarlas con delicadeza y cuidarlas como si fuera la última especie en peligro de extinción —dice el anciano, no presto atención y continúo tecleando —solo un caballero es capaz de cuidar a una flor.

¿En serio, señor Argazzi? ¿Por qué mejor no se vuelve consejero matrimonial y deja de ser un empresario?

—Si no —continúa —cualquier borrego querrá devorarla —eso me da risa, pero intento mantenerme profesional en este asunto porque se supone que lo soy.

—Entendiste David... cualquier borrego puede devorar tu flor —maldito Oliver, uno queriendo aparentar ser serio y trabajador. Llevo mi mirada de desaprobación hacia él y tiene una amplia sonrisa que termina en carcajadas al escuchar la risa del señor Argazzi.

La reunión termina y justo al salir para ir hacia mi oficina el sonido de mi celular me interrumpe, la foto de Natalie aparece en la pantalla y no me percato de los idiotas alrededor de mí viendo fijamente mi teléfono celular.

—Es mi esposa —digo con una sonrisa, de inmediato ellos voltean en otra dirección y continúan con su plática. Voy a tener que cambiar esa foto, descuelgo cuando me he alejado algunos pasos —dime.

El señor Williams me llevará a casa —la escucho decir del otro lado —más tarde veré a Alex.

—Bien, pero cualquier cosa me llamas ¿sí? —comienzo a caminar al ver que el jodido del caga-billetes no quiere salir de esa sala.

Ok —dicho esto cuelga sin decir nada más. Al menos sé que a estas horas Camilo está trabajando y no puede salir con ella.

Me quedo viendo la pantalla de mi teléfono celular, especialmente esa foto suya que me gusta tanto, Natalie me gusta pero no puedo dejarme llevar por eso, sé lo fácil que me resulta enamorarme y el amor te hace débil. Todos juegan con las personas débiles.

Guardo de inmediato mi teléfono celular al ver al caga-billetes acercarse con el señor "ElBorregoSeComeráTuFlor" y dos socios más.

—David ¿Almorzamos juntos? —habla Oliver, los dos socios que lo escucharon nos quedan viendo alternadamente y de inmediato dirigen su mirada hacia el lugar donde el señor Argazzi se ha quedado hablando con otro anciano.

Recién Cazados © (Borrador de la 1era edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora