Parte 45

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Tamborileo mis dedos sobre la mesa de madera frente a mí, mientras espero a la persona que me citó a este lugar, no voy a mentir que me vi tentado en volver a casa dos veces mientras conducía, fingir una enfermedad grave, una obstrucción intestinal o una apendicitis, cualquier cosa que requiera quirófano urgente, y si fuera posible fingir mi muerte; todo con tal de no tener que estar aquí haciendo esto. Pero al mismo tiempo, cualquier pensamiento de ese tipo era nublado por la imagen de Andi y el hecho de que por su culpa ahora estoy sin empleo y es muy probable que muchas personas estén pensando lo peor de Oliver y ni hablemos de lo que pensarán de mí.

Tomo una calada de aire e intento sacar cualquier frustración que quiera atormentarme ahora y justo en ese momento es cuando mi celular suena, pienso que es Brittany y quiero creer que es para decirme que no podrá venir, que la atropelló un camión o algo por el estilo. Pero es el nombre de Natalie que parpadea en mi pantalla, no dudo ni un instante en contestar y casi de inmediato su voz resuena dentro de mi cabeza.

—Hey —digo, en el momento que descuelgo la llamada.

—¿Cómo estás, David? —sé que su pregunta se debe a lo acontecido el día de hoy, me quedo en silencio porque no sé qué decirle, porque quiero explotar en este instante y hablar sobre como en realidad me siento y qué estoy haciendo justo ahora, porque quiero desahogarme para dejar de sentirme tan miserable.

No es común que yo quiera hablar sobre mi vida con alguien, pero con Natalie me siento diferente, me siento capaz de decirle hasta lo más mierda que me siento, tiene algo que me hace confiar y hablar sobre cualquier cosa.

—No tengo empleo, Nat —es lo primero que se me ocurre decir y me toma un segundo continuar con lo que tengo que contar —el señor Anderson no se tomó muy bien la noticia, no porque piense que yo haya dicho eso, si no, porque lo sabía y no se lo oculté. Pero yo no lo hice, te lo juro...

—David, basta —me interrumpe —no creo que tú lo hayas hecho. Ya encontrarás algo, lo sé, eres un hombre inteligente e increíble. No te agobies por eso, que la revista Anderson es solo el inicio del futuro brillante que tienes por delante.

Eso me hace casi dibujar una sonrisa en mi rostro, pero el problema real es otro, lo más probable es que ahora todo mundo esté pensando en la arpía que soy por haber delatado a mi mejor amigo de esa forma.

—Pero mientras tanto ¿Qué haré, Natalie? —casi sueno derrotado, como nunca antes me había tenido que mostrar ante alguien —Nada me garantiza que justo ahora vaya a conseguir un empleo...

—Mientras yo tenga un empleo... por eso no te preocupes.

Me rio, porque en realidad es algo para atacarse en carcajadas y solo hacerme la idea de ser yo quién esté en casa y ella trabaje me causa escalofríos.

—Y qué esperas que haga ¿Que me quede en casa horneando galletas mientras mi esposa va a trabajar?

Y hay un silencio luego de eso, denso y cortante, me percato de mis palabras y quiero enmendarlo, pero antes de que diga algo, Natalie restándole importancia me interrumpe:

—No... de hecho, también limpiar la casa, lavar la ropa y preparar la cena mientras llego... —ambos nos reímos y eso disuelve un poco la tensión, sacudo mi cabeza en una negación para sacar esos pensamientos traumáticos —oye, mañana es el funeral ¿vendrás?

—No lo sé, Nat —hablo con sinceridad —es muy probable que Oliver crea que yo hice eso y siento que no debería...

—Nadie cree eso, David. Ni siquiera Oliver, no te preocupes.

—Bueno... no fue lo que demostró hoy, Natalie. ¿Qué harías tú si Alex apareciera en una nota de periódico mencionando tu más íntimo secreto?

Recién Cazados © (Borrador de la 1era edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora