Capitulo 10: Salida con los gemelos

3.1K 330 52
                                    

Castiel y los gemelos habían estado la mayor parte del día en el cuarto de Dean, hablando, jugando y riéndose. Sebastián e Ignacio eran dos niños muy extrovertidos. Además, trataban bien a Cas. Cuando por fin salieron del cuarto, le preguntaron a Gabriel si podían salir un rato a caminar y aprovechar para conocerse un poco mejor. Los tres adultos decían que era bueno que el moreno tuviera otros amigos, ya que, siendo un niño, podía tener la oportunidad para conocer más gente que no corriera peligro de muerte o posesión demoníaca.

—Esos chicos son agradables—dijo Sam, mientras tomaba una cerveza, acompañado de su hermano.

—Sí, no puedo dudar que lo son. Y parece que de verdad les cae bien Cas. ¿Quién iba a pensar que se harían amigos? Y más cuando los tres están pasando por lo mismo, aunque parecen no saberlo—contestó Dean.

—Al menos se mantiene ocupado. No me gustaría que se quedara encerrado mucho tiempo. O que salga... con otras personas.

Dean captó con la indirecta. Dejó la cerveza en la mesa y miró fijamente al arcángel.

—No sé qué maldito problema tienes conmigo, y no sé si tiene que ver SOLO con el hecho de que yo estaba algo "extraño", como tú dices, con Cas o por algo más, pero mejor empieza a calmarte un poco. Quiero a Cas, es familia.

— ¿Familia? ¡Por favor! ¿Crees que nadie notó que estabas enamorado de Castiel?—exclamó el arcángel.

— ¿Cómo dices?

—Dean, hasta Bobby notó como mirabas a Castiel en X momentos—dijo Sam con tranquilidad.

— ¿Tú también, Sammy? ¿De qué lado estás?

—Del de la verdad, obviamente—contestó con burla.

Sin decir nada, el rubio se levantó y se fue a su cuarto. Los dos escucharon la puerta cerrarse bruscamente.

— ¿Hasta cuándo seguirá haciendo esto para tratar de evitar el tema?—preguntó Gabriel.

—Hasta que lo admita. Pero no hay que ser un genio para darse cuenta.

—Tienes mucha razón, Sammy. ¿Ahora vez por qué somos una pareja genial? ¡Tú eres muy listo, y yo muy sexy!

Sam sacudió la cabeza y sonrió. La verdad... tan equivocado no estaba.

—Ven, Cas. Nuestro hermano vendrá aquí—dijo Ignacio.

— ¿Su hermano?

—Tenemos un hermano mayor llamado Carl. Salimos a veces—respondió Sebastián—. Aunque hay veces que prefiere quedarse en casa o salir con sus amigos.

—Pero la verdad, no nos afecta mucho, porque no somos del todo unidos—dijo Ignacio—. Es decir, lo queremos, y él también, pero no estamos mucho juntos.

— ¿Por qué? Si es que puedo preguntar—dijo Castiel.

—Está bien, no nos molesta—respondió Ignacio—. Es que él prefiere salir, como ya te dijimos, y prefiere dejar que mamá se haga cargo. Aunque, de cierta forma, lo entendemos.

—Es decir, tiene diecisiete años. A su edad, los adolescentes piensan mucho en salir y eso, así que nos da igual si está con nosotros o no. Aunque frecuentemente discute mucho con mamá, como cualquier adolescente que discute con sus padres—dijo Sebastián.

Castiel miró al frente y se puso a pensar en su padre. O lo poco que recordaba de él. No recordaba cómo era ni cómo lucia. Únicamente se acordaba de su voz. Miró el cielo y se llevó una mano a la cabeza. Quería recordar algo, pero simplemente no podía.

El amor de un hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora