Capitulo 17: Esto es malo

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Tanto Dean como Sam hablaron con los hermanos celestiales. Ambos trataron de hacer que hablaran y que no discutieran. Ninguno había aceptado hablar con el otro. Ambos dijeron que el otro no debió reaccionar así, que era un exagerado y esas cosas. Los Winchester les dijeron a cada uno que ambos reaccionaron un poco mal: Gabriel por decirle lo último, y Castiel por enojarse sin un motivo muy grave. Ambos podían ser inestables en cierto modo, pero Gabriel nunca le levantaría la mano a Castiel, y éste jamás insultaría a su hermano mayor. No iban a llegar a eso, pero no evitaba que pudieran llegar a más peleas. Pero fuera como fuera, Dean y Sam debían tratar de que no discutieran y que pasaran buenos momentos juntos para que Castiel volviera a crecer.

Los hermanos celestiales se habían saludado a la mañana siguiente, un día jueves. Hablaron con normalidad y no pasó nada, pero los otros dos sabían que eso no los llevaría a nada bueno.

Al final, decidieron esperar que ambos tuvieran ganas de hablar.

-Esto no nos va llevar a nada bueno, Sammy. Esos dos actúan como si no pasara nada y me molesta-dijo Dean, mirando hacia donde estaban los otros hermanos charlando.

-Lo sé, pero hay que darles algo de tiempo hasta que arreglen esa tontería de las salidas-respondió el castaño, mientras leía.

-Espero que sea pronto. Si no es así, haré que vayan a una terapia familiar por esta estupidez.

Sam dobló el periódico y lo dejó en la mesa, mientras levantaba la cabeza para luego quedarse mirando el techo. Dean tenía razón al decir que ellos discutieron por una tontería, porque lo fue. Si bien él y el rubio tenían sus peleas, nunca era por algo tan trivial como una junta con amigos o enojarse porque Dean no dejaba salir a Sam. Éste última sostenía firmemente que debían hacer que hablaran de algo que no fuera eso, aun si a Dean le molestaba que actuaran como sí nada.

Dean miró hacia donde estaban Gabriel y Cas y suspiró silenciosamente. ¿Qué debía hacer? Es decir, Sam dijo que debían dejarlos enfriarse, pero él lo contradecía, alegando que debían decirse lo que les molestó. El rubio siempre daba todas esas palabras que servían, como lo hizo con Amara.

- ¡Ya déjame en paz, Gabriel!-se escuchó gritar.

Los Winchester intercambiaron una mirada ante ese grito. Voltearon a ver a los otros dos y escucharon:

-No me levantes la voz, Castiel-exclamó Gabriel, tratando de no enojarse.

-Sólo quiero salir con ellos al lugar de baile-dijo Castiel-. Es el sábado, aún faltan dos días.

-Ya te dije que no es el punto. Pero ¿qué? ¿Ahora saldrás todos los sábados con esos gemelos?

Hay que aclarar que Gabriel no estaba celoso de ellos. Iba por el hecho de que Castiel había estado hablando mucho con ellos dos, y eso era algo molesto para su hermano mayor, cosa que éste no le dijo. La razón era la desconfianza de Gabriel hacia las personas.

Lo que provocó el grito de Castiel fue que su hermano le dijera que no quería que fuera tanto a ese lugar, y que cuando iba, no debía aceptar cosas de algún extraño ni acompañarlo a ningún lado. En resumen, le molestó que lo tratara como a un niño.

-Ignacio y Sebastián ya me han dicho como son las cosas, no hace falta que me lo repitas-aclaró el moreno-. Dios, eres peor que un guardaespaldas. Deberías bajar los humos.

-Ey, no uses expresiones raras-pidió Gabriel-. Cas, diles que no iras el sábado. No creo que sea lo mejor. Al menos, no esta vez.

- ¡¿Qué?! Pero yo esperaba que me lo dijeran para volver. ¡Ese lugar es increíble! Puedo conocer más gente.

El amor de un hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora