Capitulo 14: Conversación un poco... incomoda

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A la mañana siguiente, los cuatro estaban desayunando juntos, como una familia. La familia que consideraban extraña.

Castiel había estado algo callado, mientras se mensajeaba con los gemelos. A veces notaban que él sonreía con los mensajes, pero en ningún momento le preguntaron de qué estaba hablando con ellos.

-Castiel, ¿podrías dejar el celular?-dijo Gabriel, algo autoritario.

-Ni que estuviéramos hablando ahora mismo-respondió el adolescente. Al ver la mirada insistente de su hermano, bufó y apagó el celular-. Da igual, ellos van a venir a las cinco.

Gabriel contuvo el deseo de querer suspirar y terminó su plato. Los hermanos Winchester podían sentir la poca tensión en el aire. No fue un buen comienzo el de la mañana.

-Cas, ¿te gustaría ir conmigo a la ciudad hoy, antes de que vengan los chicos?-preguntó Dean para sacarlos de ese momento incomodo.

- ¡Me encantaría!-respondió, sonriéndole al rubio.

-Muy bien. Después de almorzar, nos vamos-dijo. Sam le hizo una seña para decirle «gracias», ya que ese momento lo estaba poniendo un poco nervioso.

Gabriel chasqueó la lengua y se fue al cuarto de Sam. Necesitaba calmarse un poco. Ya no sentía las punzadas de celos, pero sí le chocaba el hecho de saber que Castiel aprovecharía cualquier oportunidad para darle aunque fuera unas pocas palabras de «discusión.»

-Mierda-susurró, pasándose ambas manos por la cara. No le gustaba alterarse.

-Oye, oye-dijo Sam, suavemente, tomando sus muñecas-. No te molestes. Ya se le pasará.

-Fue un maldito comentario por su celular, Sammy. ¿Los adolescentes se toman todo mal?

-Es el comienzo. Ya lo arreglaremos. Y también recuperaremos tus poderes.

-Debo admitir que no es... tan malo ser humano-dijo Gabriel, cambiando de humor-. Disfruto mucho dormir. Y más a tu lado-agregó con sonrisa pícara, estirando la mano para tocarle la mejilla a Sam.

En un movimiento rápido, Sam lo atrajo hacia él y luego se tumbó en la cama, quedándose sobre Gabriel.

-Sí, eso. Aprovéchate de mi falta de poderes-fingió molestia.

- ¿Qué puedo decir? Yo no quiero ser el pasivo siempre. Además-se acercó al oído y habló casi en un susurro-, sé que te encanta que tome el control.

-No me puedes negar que a ti te encanta cuando yo lo hago también-dijo Gabriel, en un suspiro.

Sam se acercó a su cuello, pero no lo besó. Se quedó soltando su respiración en él, sintiendo los leves temblores de Gabriel, además de escuchar una suave risa.

-Deja de respirar en mi cuello-pidió, aunque no hacía mucho por quitarse a Sam. Si es que podía, considerando la diferencia de altura.

- ¿Por qué?-preguntó Sam, fingiendo inocencia.

- ¡Ya lo sabes!-contestó, empujándolo por los hombros.

Sam ignoró las palabras de Gabriel y siguió con el rostro en su cuello. Y para empeorarlo, llevó sus manos hasta los lados del más bajo para pegarlo más a su cuerpo, provocando un toque que los hizo temblar

Sam sonrió y le besó la frente. Fue bajando hasta llegar a sus mejillas, le besó las dos y luego dio pequeños besos en sus labios.

-Eso es trampa-susurró el mayor, entre besos.

-Lo sé.

Se quedaron mirando fijamente un momento... antes de que Sam lo besara posesivamente.

El amor de un hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora