- ¡Cas! ¡Ya llegamos!-lo llamó Ignacio, una vez que su madre detuvo el auto.
-Ya voy.
- ¡Pásenla bien!-dijo Susan, antes de irse.
-Vamos, empiezan en cinco minutos.
Los tres adolescentes ingresaron al lugar, esperando el momento en que la euforia estallaba en el lugar.
Muchos grupos de amigos y amigas estaban en el centro. Algunos bailaban en una tarima y otros en pequeños círculos de personas o simplemente estaban por cada rincón del lugar. Castiel se puso más cerca de los gemelos y dijo:
- ¡Ya extrañaba venir aquí!
- ¡También nosotros!-respondió Sebastián.
- ¡David iba a venir! ¡Veamos si lo encontramos!-dijo Ignacio.
Los tres juntos, teniendo cuidado de no separarse, recorrieron el lugar en busca del rubio.
Castiel no podía dejar de sentirse mal por haber escapado, pero la verdad, no quería que eso le impidiera pasársela bien con los chicos. Sabía que al volver se llevaría una buena, ya sea de parte de uno de los Winchester o de Gabriel, iba a estar en problemas al volver. De todas formas, era consciente de que iban a revisar su celular y ahí tenía el número de Susan. Iban a llamarla, seguramente. Pero en ese momento, no quería demostrarlo para no preocupar a los gemelos.
Caminaron por casi todo el lugar, buscando a David con ayuda de las pocas luces de colores que había en el lugar. Sebastián iba delante, sosteniendo la muñeca de Castiel, y éste hacía lo mismo con Ignacio. Iban avanzando, mientras trataban de no chocar a nadie. O al menos lo intentaban, debido a que era difícil si todos estaban amontonados. Sebastián tiró un poco más fuerte de la muñeca de Castiel cuando sintió que él y su hermano eran casi aplastados por una multitud de gente. Arreglándose como pudieron, llegaron hasta el baño y se quedaron en la puerta, mientras Ignacio le enviaba un mensaje a David. Le estaba preguntando dónde estaba. O más bien, si había ido. Igual, si no había podido ir, le dirían que no se preocupara y que arreglarían para, en otro momento, ir los cuatro. Sebastián dijo que le enviara eso y que guardara el celular, porque cualquiera podía pasar y arrancárselo de las manos. En lugares como ese, era algo común, por decirlo de alguna forma.
-Qué bueno que tu hermano cambió de opinión y te dejó venir-le dijo Seb a Castiel.
-Lo sé. Pensé lo mismo-respondió, un poco nervioso.
- ¿Pudieron arreglarse?-preguntó Ignacio.
-Pues... Sí. Hablamos un poco y dijo que podía venir. Pero que aún quería hablar un poco conmigo.
-Es un buen paso el que te haya dejado venir sin oponerse o enojarse-dijo Sebastián.
Castiel asintió y fijó su mirada en toda la gente que bailaba. Se estaba comenzando a sentir un poco mal.
- ¿Estás bien? Pareces ansioso-comentó Seb, viendo que Castiel temblaba levemente.
- ¿Quién, yo? Estoy perfecto. No te preocupes.
-Ok... David ya viene-avisó Ignacio-. Oh, ahí está.
El rubio se las arregló para poder pasar entre todas esas personas y llegar hasta ellos, jadeando un poco.
- ¿Corriste?-preguntó Castiel.
-Sí, pensé que no llegaría.
-Bueno, ya que estamos aquí, vayamos de una vez-exclamó Sebastián, señalando la pista de baile.
Los cuatro fueron hasta allí y comenzaron de divertirse.
-Sí, sí, sólo que no me dijo a mí, sino a mi cuñado-dijo Gabriel, con el teléfono pegado al oído-. Gracias, Susan... ¿Luego lo traes?... Genial, nos vemos.
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El amor de un hermano
FanfictionComo pasaba seguidamente, Dean, Sam y Castiel tenían un nuevo caso. Durante el momento en que estaban investigando, algo ocurre con el moreno y ahora los Winchester, con la ayuda de cierto arcángel, deberan hacerse cargo de Castiel y tratar de arreg...