One Shots Jerrie

Our Happy Place

Lo más cerca que pude enamorarme era cuando tenía seis años.

Con una chica cuyo nombre ya no recuerdo, aunque puedo recordar exactamente cómo la llamé.

Bambi.

Y ella me llamó Bam-bam, de todos los nombres.

Éramos las amigas más cercanas; Todo el mundo lo sabía.

Nos contabamos todo la una a la otra, desde nuestra familia a nuestra mascota favorita a nuestro personaje de dibujos animados más adorado; lo hicimos todo juntas.

Yo estaba feliz con ella, como ella lo estaba conmigo.

Nunca olvidaré que un día después de la escuela, cuando estábamos corriendo por el campo como los pequeños retardos que éramos. Cuando finalmente nos cansamos de correr mientras lanzábamos los brazos al aire, nos caímos a la hierba, agitando.

"Eso fue divertido." Ella se las arregló para salir a través de jadeos, y me reí.

Siempre estaba jadeando. Especialmente cuando corríamos; Cuando ella corrió tras de mí. Jadeaba tanto que siempre me preguntaba si alguna vez se le acabaría el aire para respirar.

"Muy divertido" Estuve de acuerdo, pero frunció el ceño al ver el estado de mi nuevo vestido amarillo. "Pero mi mamá se enfadara más tarde"

"Bueno, puedo lavar tu vestido y tu mamá no se enfadara"

Sonreí, pero dejé que la conversación se detuviera allí. Llegué a mi bolsa de viaje que mi madre me dio para mi cumpleaños, y saque unas barras de caramelo para las dos.

Y por otros cinco minutos, sólo éramos nosotras.

Hasta que decidí ser una estúpida. Como de costumbre.

"Bambi, ¿Con quién quieres casarte cuando seas más grande?"

Sus dientes se hundieron a medio camino de uno de los Snickers que le di, sus ojos abultados de sorpresa, destacándose aún más contra sus rasgos.

Luego sonrió y sus ojos brillaron de nuevo.

"Tú." Ella masticó lentamente su chocolate antes de mirarme fijamente. "¿Con quién quieres casarte cuando seas más grande?"

Me aparté, sonrojándome.

"Tú." Seguido por una risa incómoda, entonces un poco de silencio incómodo.

"Bam-bam ..." Ella comenzó, su voz más tímida esta vez. La miré expectante. Sus palabras salieron en un susurro sin aliento, "¿P-puedo ... besarte"

Y mi pequeño corazón corrió, los dos lados golpeando uno al lado del otro, como si competir para ser el más rápido.

Cuello a cuello.

"No te atreverías a hacerlo" Murmuré temblorosa, mis ojos ya no se concentran en mi galleta de chispas de chocolate que acabo de distribuir.

"Oh." Ella respiró. "Ahora verás"

Y ella se inclinó más cerca, su rostro se acercó más y más al mío, tan cerca que pude oler el chocolate que se pegaba al lado de sus labios desordenadamente; Tan cerca que podía oír su respiración cada vez más fuerte, más rápido.

"Yo te a-..."

Por puro impulso, me agaché y me puse de pie, corriendo, con el rostro contorsionado en una extraña risa maníaca, todo el tiempo ruborizándome tanto.