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- No lo creo. –ella negó con la cabeza. La rubia rodó los ojos con molestia.

- Marco está loco por ti, ___. –habló Star, dándole un sorbo a su malteada.

- Shh. Cállate, deja de decir eso. –habló Green, apartando la mirada y sonrojándose.

- Y por lo que veo, el sentimiento es mutuo. –la rubia sonrió al ver cómo ___ se sonrojaba aún más y llevaba la pajilla de la malteada a su boca para sorber.

- Bien, lo admito. –___ miró a Star, dejando su malteada. – Tal vez me guste un poco Díaz.

- Sí, un poco. –la ojiceleste se cruzó de brazos, alzando una ceja y mirando con picardía a la castaña frente a ella.

- Star, si sabes la respuesta, no sigas insistiendo. –dijo ___, Butterfly sonrió, levantándose de su asiento y corriendo a pagar las malteadas.

- ¡Hoy haremos una pijamada! Pony, Janna, Kelly, tú y yo. ¿Qué te parece? –cuestionó Star. ___ se encogió de hombros con una sonrisa. – Debes traer un pijama bonito o de lo contrario dormirás en el pasillo. –la rubia se llevó una mano a la barbilla. – O en la habitación de Marco, con Marco.

- ¡Star! –chilló la castaña.

- Ohh, sí, Marco... m-más. –la rubia se mordió él labio y ___ le dio un golpe en la cabeza, provocando risas. – Cuándo me vengas "me han quitado la pureza" haré los mismos sonidos. –le mostró la lengua.

- Podría contarle a tus padres que me has dicho eso, y lo que has hecho con Oskar. –habló ___, Star tragó ruidosamente, negando con la cabeza. – Entonces ahora, debes pensar dos veces. –se cruzó de brazos.

Ambas llegaron a la casa de los Díaz, los padres de Marco estaban preparando la cena en la cocina, saludaron a ambas chicas cuándo las oyeron llegar, el Díaz menor estaba en el sofá, mirando una serie de espías y –milagrosamente- no usaba su sudadera.

- Te alcanzo luego, Star. –habló ___, la rubia asintió y comenzó a subir las escaleras. - ¿Qué tal me queda, Díaz? –cuestionó ella, segundos después de haberse colocado la sudadera de Marco.

- ___ no... -se volteó hacia ella y la frase quedó en el aire. – Oh...

- Gracias, voy a usarla cómo pijama. –se inclinó para besarle la mejilla al moreno y subió las escaleras. La sudadera de Marco le llegaba un poco más debajo de los muslos.

Las demás chicas llegaron una hora después, cenaron y luego todas fueron a la habitación. ___ se puso su habitual pijama, unos shorts y aquella playera corta, pero encima de ésta, la sudadera extrañamente cálida de Marco.

- ___, se acabaron las palomitas, ¿traerías más? –preguntó Star, extendiendo un tazón hacia Green. Ella asintió, levantándose de su sitio.

Miró el reloj en la pared, le entró sueño de tan sólo ver la hora 2:30 am. Un récord teniendo en cuenta que ___ es cómo un koala, duerme doce horas al día, usa las otras diez para comer, una de las que sobran para pensar en Marco, y la otra para el karate.

- Vaya, Díaz. ¿No puedes dormir? –habló ___, cuándo entró a la cocina.

- Con todo el ruido que hacen, no. –el moreno negó con la cabeza, provocando que ___ riera.

- Lo siento, yo también tengo sueño. –comentó ella, metiendo maíz dentro del microondas, el ruido de las palomitas haciéndose comenzó a escucharse.

Me gusta cómo te ves con mi sudadera.

- ¿Estás bien? -___ lo miró con confusión. – Tus padres.

- Oh, tus abrazos son mejor que cualquier otro consuelo. –le sonrió tiernamente, mariposas.

- M-me alegro. –el moreno le sonrió mientras ella tomaba el tazón ya lleno de palomitas.

- No te duermas tarde. –habló ___.

- ¿Por qué ustedes pueden y yo no? –Marco cruzó sus brazos.

- Cierto, olvidé que eres todo un bad boy y vas contra las reglas. –ella le sonrió con picardía, comenzando a subir las escaleras.

Marco sonrió embobado. En serio le gustaba aquella chica.

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Díaz. [Marco & tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora