•65•

1.4K 119 35
                                    


No. Definitivamente cuidar de dos bebés no era tan fácil cómo Marco había imaginado.

Doble de ropa, doble de llanto, doble de pañales, doble de cunas.

Doble de popó.

Marco suspiró cuándo Matt comenzó a llorar de nuevo. __ levantó su mejilla de la almohada y se estiró. El moreno talló sus ojos mientras mecía al bebé, con la esperanza de que volviera a dormirse, o por lo menos calmarse.

Anna era más tranquila, casi dormía todo el tiempo. Pero cuándo lloraba...

Cuándo Anna lloraba deseabas ser sordo.

___ tomó al pequeño en brazos y él se removió un poco, pero terminó por acurrucarse entre los brazos de su madre.

- ¿Quieres que ordene algo para comer? –preguntó el moreno, acariciando la mejilla de ___. Ella asintió y él la besó brevemente en los labios.

Anna comenzó a removerse en su cuna, entonces ___ comenzó a mecer ésta con su pie.

La idea de Angie con cunas mecedoras hacía más fáciles las cosas a veces. Anna se despertó de todas formas, mirando a su mamá mientras se llevaba el dedo a la boca.

La castaña sonrió levemente. Si bien era difícil, estaba feliz de tener dos bebés. Marco volvió a la habitación y tomó en brazos a Matt, que continuó dormido mientras el moreno lo dejaba cuidadosamente en su cuna.

___ se sentó en la cama con Anna en brazos, la bebé comenzó a removerse buscando el pecho, así que la castaña la alimentó.

- ¿Qué pediste? –preguntó ___, acomodando a la pequeña más contra su cuerpo.

- Sé cuánto te gusta la pizza. –dijo el moreno, guiñándole un ojo y luego volviendo su vista hacia Matt. El bebé estaba dormido pacíficamente.

- Que bien me conoces. –sonrió, cubriéndose rápidamente cuándo la bebé dejó el pecho para ponerla sobre su hombro y dar leves palmaditas en su espalda.

Ni siquiera tenían tres semanas y ya eran unos glotones.

Cómo Marco.

Colocó cuidadosamente a Anna en su cuna y la cubrió con una manta al igual que Marco hizo con Matt.

Salieron de la habitación cuándo oyeron el timbre sonar, el repartidor de pizza les entrego la caja de cartón y ellos no tardaron en comenzar a comer.

Marco tenía el walkie-talkie en la mano por si algo ocurría en la habitación de los bebés.

Apenas acabaron de comer, el llanto de Matt a lo que ___ entró rápidamente a la habitación para tomar al bebé en brazos y comenzar a mecerlo.

- Creo que descubrí porque está llorando. –dijo Marco y ___ lo miró raro. El chico se llevó dos dedos a la nariz y apretó ésta. – Te toca.

- ¿¡Qué?! ¡Noo! –ella suspiró y también se cubrió la nariz. - ¿Y tú que comes, bebé? –rió levemente y le cambió el pañal.

Matt sonrió, mostrando sus encías. Y ___sonrió también, volviendo su vista a Anna, la bebé tenía la mano en su boca y miraba con curiosidad el colgante de animalitos sobre su cuna.

- ¿No hay ningún olor tóxico allí dentro? –preguntó Marco desde el otro lado de la puerta.

- No, no lo hay. –respondió ___ riendo levemente mientras dejaba a Matt de nuevo en su cuna.

- Me toca la próxima de Anna, así que...

Un olor... peculiar interrumpió a Marco, que suspiró exasperado.

- Así que ve por los pañales, querido. –ella rió y le dio una palmadita en el hombro.

Díaz. [Marco & tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora