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- ¡Díaz! –gritó ___, saltando el respaldo del sofá y sentándose al lado del moreno.

- Hola ___. –habló él, sonriéndole. Las mariposas se hicieron presentes en el estómago de la chica.

- Díaz. –volvió a decir, apoyando su mejilla en su mano. Marco se volteó hacia ella. – Eres lindo.

- Ya empiezas. –rodó los ojos. – No, ___, no lo soy.

- Sí lo eres. –respondió ella.

- Que no.

- Que sí.

- Que no.

- Que sí.

- Que n... ¿Por qué me besaste la mejilla?

- Porque eres lindo. –lo tomó de los hombros y besó ambas mejillas del moreno, él se sonrojo.

- ¡B-basta! –Marco estaba entre sonrojarse y reírse, pero ___ continuó besando sus mejillas.

- Eres. –besó su mejilla derecha. – Lindo. –ahora la izquierda. – Díaz. –dejo un piquito en su nariz.

- ¡Basta, ___! –el moreno trató de apartarla, pero ella simplemente no cedía. A este punto, Marco estaba apoyado sobre sus codos y su cabeza estaba casi en el apoyabrazos del sofá. ___ estaba con sus manos a los lados de las costillas del chico y entre sus piernas.

- Nop. –ella sonrió y Marco se sonrojó al notar cuán cerca estaban. ___ también lo hizo, pero no se apartó. Sus ojos bajaron a los labios de Marco justo en el momento que él los relamía. Su vista volvió a subir a los marrones ojos del chico.

- _-___. –tartamudeó el chico, la castaña parecía no escuchar, solamente turnaba su vista desde los ojos a los labios del Díaz. Marco tomó aire con fuerza y dio un rápido beso en la comisura del labio de ___, ella sacudió su cabeza y lo observó algo atontada.

- ¿Tú?...

- Simplemente no hables. –habló Marco, reacomodándose en el sofá y obligando a que ___ se apartara de él.

La chica lo miraba con ternura, el rojo seguía presente en las mejillas de Marco mientras él tenía una batalla consigo mismo.

¿Crees que debí hacerlo, consciencia? Porque me gustó pero, no sé si a ella le haya gustado y... ¡Oh, Dios! Debo estar rojo cómo un tomate y ___ debe estar riéndose de mí. Esperen, ¿por qué estoy hablando conmigo mismo? ¡Genial, me volví loco!

Las risas de ___ interrumpieron la avalancha de pensamientos de Marco. Él comenzó a reír nerviosamente con una mueca de confusión, pero luego terminó por contagiarse la risa de ella.

- ¿D-De qué te ríes, ___? –cuestionó Marco.

- L-lo siento es que... -suspiró. – Te ves demasiado lindo haciendo muecas de disgusto. –soltó rápidamente.

- ¿Otra vez con lo que soy lindo? –habló el moreno, la castaña se encogió de hombros mostrándole la lengua al chico. –Oh, no, no quedaremos así.

Marco la tomó de las muñecas y se puso sobre ella, besando sus mejillas, ___ estaba algo así cómo dentro de un coma de idiotez al sentir los tibios labios del chico en su piel. Continuó con su nariz y luego con su frente. El Díaz se separó con una sonrisa y un sonrojo esparciéndose por su cara. ___ estiró los labios para besarle ligeramente la nariz.

- ¡Chicos, ya lleg-...! –Star entró por la puerta, y se interrumpió a sí misma al ver la posición en la que ambos se encontraban. - ¡Están haciendo cosas sucias! –chilló la rubia.

- ¿¡Qué?! ¡Star, noo! –chillaron ambos, y cayeron del sofá. ___ cayó sobre Marco, y tras una pequeña sonrisa, se separó rápidamente.

Pero nada logró callar los gritos de la rubia o las burlas durante lo que quedó de semana.

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Díaz. [Marco & tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora