Me quedé mirando los ojos de Sebastián un momento. Pobre, parece un buen chico. ¿Por qué querría involucrarse en algo tan peligroso? Quizás hacia esto para apoyar a su hermano. No le veo otra razón.
Bueno, cuando dejé de mirarlo pude ver que Daniel nos miraba a los dos con algo que serían ¿celos?
Nah, no sería posible. ¿De qué estaría celoso él? Es ridículo. Dios, Alex, concéntrate.
Me separe de Sebastián y decidí sentarme en un sillón que estaba en medio de la habitación, de costado, siguiendo la línea del departamento. Cuando me senté pude notar que era demasiado cómodo. Me gustaría tener un sillón así en mi casa. Todo esto lo pensaba mientras miraba como juntaba y separaba los dedos de mis manos. Algo demasiado interesante en estos momentos.
Tenía mucho en que pensar.
Supongo que se dieron cuenta que necesitaba un segundo para procesar las cosas, ya que sólo se limitaron a sentarse juntos en el otro sillón enfrente de mí.
Debo haber estado un largo tiempo sin hablar, porque Daniel estiró su mano y la puso en mi hombro, haciendo que levantara la vista.
¡Dios mío! Nunca había visto unos ojos tan hermosos en mi vida. En ellos se podía apreciar claramente la preocupación y algo de apuro. Entonces rompió el silencio.
- ¿Alex, estás bien? Estuviste callada casi media hora- dijo.
Respire hondo y mire hacia otro lado. No me gusta mirar a la gente a los ojos por mucho tiempo. Siempre me molestó, no por lo que podría ver en ellos, sino por miedo de lo que ellos podrían ver en los míos. Los ojos son el lugar donde siempre encontramos la verdad del otro; es el lugar donde nada puede esconderse.
Y creo que tiene razón. Pero su mirada hacía que no quisiera ocultarle nada. Parecía que tenía poder sobre mí.
Sería mejor si respondía, sino iba a parecer una idiota.
- Estoy bien, es que tengo mucho que procesar y planear. No es tan fácil que me dejen entrar de nuevo- les dije. Ellos se inclinaron hacia adelante, atentos a lo que diría. Con sólo mirarlos coordinados perfectamente pude darme cuenta por qué trabajan juntos, además que dejaban en evidencia que eran hermanos - puedo volver a entrar con un poco de esfuerzo, pero ustedes no pueden entrar de una. Primero tienen que unirse a mi ambiente y después podrían quizás considerar que los dejen entrar-.
Ellos se miraron y pareció como si se comunicaran con la mirada. Sebastián sonrió y volteo a verme.
Mientras ellos se miraban se me ocurrió la mejor idea para meterlos en mi grupo. No había muchas más opciones y ésta era la mejor.
- ¿Y cómo entramos a tu "ambiente"? - dijo haciendo comillas en el aire.
Sonreí, no pude evitarlo. El plan que ya tenía maquinando en mi cabeza sería perfecto. Claro, si podía hacer que ellos lo cumplieran. Ojalá puedan cumplir su papel a la perfección, si no seríamos descubiertos.
-Bueno, en realidad ya lo tengo todo planeado. Mientras hagan lo que yo les digo va a estar todo bien. Pero voy a necesitar ayuda de unas viejas amigas y amigos- dije.
Daniel abrió los ojos a más no poder. Incluso creo que se le cayó la mandíbula al piso. Y ahí cuando reaccionó pegó el grito.
- ¡QUE! ¿ESTAS DEMENTE O QUÉ? No vamos a involucrar a nadie más - dijo calmándose al final. Sebastián habló.
- Hermano, si es necesario hay que hacerlo - dijo mientras apoyaba su mano en el hombro de Daniel para relajarlo y después se dirigió a mí - decinos, ¿cuál sería el plan?-.
- Bueno, el plan sería... -.
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Mis Reglas
Teen Fiction"Una palabra, una acción o un momento puede cambiarlo todo. En una noche muchas cosas pueden suceder. La pregunta es: ¿Estarías dispuesto a cambiar tu vida sólo por lo que pase en esa noche?". ***************** "- Estás acá...- dijo mientras tomaba...