Desperté con una resaca increíble. No sabía dónde estaba ni que había pasado. Fruncí el ceño en señal de frustración. Me dolía todo el cuerpo.
Luego recordé de a poco la noche anterior y solo sonreí con los ojos cerrados mientras recordaba lo que había pasado.
Decidí que era hora de despertar, por lo que despacio abrí los ojos y miré el reloj que tenía junto a mi cama.
Amaba ese reloj desde el día que lo compré. Era un reloj digital rosa chicle. Fue una de las primeras cosas que compré cuando empecé a ganar plata en las peleas.
¡Menos mal que era domingo! Mañana otra vez tenía clases, por lo que quería aprovechar el día de hoy para descansar.
Me levanté despacio y me di cuenta que mamá había dejado un vaso de agua y un ibuprofeno junto a mi cama. Bendita seas mamá. Ella es la mejor.
Luego de tomar la pastilla me dirigí a mi placard y saqué ropa cómoda para vestirme. No quería arreglarme mucho, quería estar cómoda pero sin parecer una linyera, por lo que elegí un jean suelto, unas zapatillas viejas de color azul, una musculosa vieja de color rojo. Arriba me puse un buzo negro que solía ser de mamá por lo que me quedaba bastante grande. Hoy estaba fresco.
Me dirigí al comedor y ví que mamá estaba sentada en la mesa rodeada de los restos de su desayuno con el celular en la mano. Cuando vió que me levanté sonrió y dijo lo mismo que solía decir bastante seguido.
- ¡Uh! ¡Te levantaste! Creí que iba a tener que llamar a la ambulancia porque pensé que habías entrado en coma.
- Jaja, muy graciosa ma.
Las dos sonreímos.
Le pregunté si tenía hambre porque no sabía hacia cuánto había desayunado. Aunque era obvio que hacía mucho que lo había hecho. Mamá suele dormir poco, así que por más que se duerma tarde, a más tardar a las 9 ya está despierta.
Cuando me dijo que tenía un poco de hambre fui a la cocina y me fijé que había para cocinar. Estaba famélica.
Terminé haciendo algo rápido; unas hamburguesas con huevo revuelto y queso. Mamá amaba esa comida, no sé porqué.
Comimos entre charlas sobre el hospital y la facultad. Mamá estaba haciendo enfermería legal. Se había enamorado de esa rama el día que hizo la Licenciatura en Enfermería. Estaba sumamente orgullosa de ella. Siempre quería saber algo nuevo.
Luego de lavar los platos fui a mi habitación a estudiar un poco ya que estabas algo atrasada en algunas materias.
Pasaron las horas y, cuando quise acordar, eran las siete de la tarde. Dejé los libros a un lado y fui con mamá. Miramos tele un rato y decidimos que mañana iríamos al cine.
No sé en qué momento empezó la tradición, pero con mamá solíamos ir casi todas las semanas al cine. Era lo que más disfrutabamos hacer solas.
Cenamos y cuando llegó la hora de dormir decidí tomar mi celular.
Había varios mensajes en el grupo de WhatsApp que tenía con todos los chicos.
Habían pasado las fotos de la noche anterior y comentado sobre lo bien que la habíamos pasado. Fue una noche memorable, pero lo que más recordaba era lo que habíamos hablado con Daniel. Algo había pasado con él y, aunque no sabía que era, estaba decidida a ayudarlo a olvidar lo malo de su vida.
Lo que me sorprendió fue una foto que me envió Millie.
Era una foto de Daniel y yo hablando, sentados muy juntos y mirándonos a la cara. Ambos estábamos sonrientes. No sé en qué momento la tomó, pero era muy linda.
Solo sonreí y le agradecí por haberla enviado.
Abracé el celular a mi pecho y me tiré en la cama mirando al techo con una sonrisa.
Sí que había cambiado mi vida en tan solo unos meses. Y todo era para mejor.
Esa mejoría tenía nombre y era Daniel.
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Sé que es corto, pero viene algo importante. No se vayan que viene muy pronto. Las cosas van a cambiar.
Esperen y lo verán.
Gracias 😁
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Mis Reglas
Ficção Adolescente"Una palabra, una acción o un momento puede cambiarlo todo. En una noche muchas cosas pueden suceder. La pregunta es: ¿Estarías dispuesto a cambiar tu vida sólo por lo que pase en esa noche?". ***************** "- Estás acá...- dijo mientras tomaba...