Capítulo uno

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Todo esto es raro. Odio estar aquí. Los odio a todos, sobre todo a esa estúpida policía que me mira como si fuera superior a mi. Vamos, no debe tener ni siquiera mi edad. Lo odio a él por ponerme en esta estúpida celda. Si, estoy en la celda de la comisaria. No es que no lo merezca, pero vamos, era innecesario que me metieran acá sólo por amenazar a esa chiquita cobarde que ahora me mira con suficiencia. Maricona, debí patearte el culo cuando pude. Ahora ese otro imbécil la protege de mi. Le conviene, porque la podría haber matado.

Me llamo Alexandra, pero todos me conocen como Alex. Soy la peor chica que podes encontrarte por ahí, más si estoy de mal humor. Y no lo digo para hacerme la mala, realmente soy un peligro, no solo por mí, sino por los que me rodean.

Suelo salirme con la mía a menudo, pero hoy fue una de esas veces en las que no tuve tanta suerte.

Veamos, mejor explico quien soy y porque estoy acá. Y a medida que vaya avanzando el tiempo les iré revelando mas sobre mi.

Como ya dije, me llamo Alex, Alexandra Nevski. Vivo en Buenos Aires, en Capital Federal. No voy a decir mi barrio porque seria como ponerme un blanco en la espalda para que todos pudieran encontrarme. Soy hija y hermana de una familia muy unida, todos nos amamos y nos protegemos. Soy la menor de tres hijos, y si, me refiero a que tengo dos hermanos que son insoportablemente masculinos al nivel de que a veces me mimetizo con ellos, algo malo si se supone que debes ser "femenina". Mi mamá odia eso, y siempre trata de que pase mas tiempo con ella para compensar la falta de hermanas, incluso de primas o tías. Mi familia está repleta de hombres. Pero como todos, hay alguien que falla en la ecuación de familia perfecta. Y ese es mi padre.

No piensen mal, él solía ser un padre amoroso cuando era una nena, pero todo cambio a medida que fui creciendo y demostrando que era una chica. No era tan fuerte ni tan resistente como mis hermanos, por lo que siempre debí esforzarme el doble para caerle bien. También debí entrenarme el doble.

Deben saber que vengo de una familia de luchadores callejeros, es decir, chicos que pelean contra otros por plata. Para mis hermanos es fácil, ellos son hombres pero yo soy una mujer. Aunque soy buena, me tomó mucho tiempo llegar a ser quien soy. Resisto todo tipo de golpes, incluso balas.

Claro, estoy olvidando el punto mas valioso de esta historia. Soy hija del mafioso más peligroso de Buenos Aires. Y en parte es por eso que estoy presa.

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