Mis Reglas

Capítulo cuarenta y ocho

¡Hola!

Acá les voy a dejar un capítulo que empecé a escribir en mis viajes en subte y en mis momentos de inspiración (al parecer ahora tengo muchos).

Los dejo con Dani.

Daniel.

Es increíble lo mucho que cambiaron las cosas en el último tiempo.

Por primera vez puedo decir que hice amigos verdaderos; amigos que ven más allá de mi profesión y de mi rango. Amigos que aprecian quien soy realmente sin importarles la razón por la cual empecé a juntarme con ellos en primer lugar. ¿Quién diría que un policía preferiría estar con personas a las que nosotros mismos solemos llamar "delincuentes"? Que equivocado que estaba por decirles así... Porque ellos son personas realmente increíbles que solo buscan una forma de afrontar la vida; buscan una forma de sobrevivir aunque saben que pueden salir lastimados. Ahora entiendo que no todos pueden elegir como vivir y que a veces deben sacrificar sus propios deseos para poder salir adelante económicamente.

Puedo ver que las amigas de Alex, Emma, Valerie y Millie, se adentraron en su mundo solo para que ella no deba afrontarlo sola. Joaco y Emmanuel hicieron lo mismo.

¿Y Demian? Él siempre estuvo con ella y prometió jamás dejar que afrontara la vida por si sola. Tanto en lo bueno como en lo malo. Ellos están siempre uno junto al otro pase lo que pase. Él me lo dijo una vez:

“A veces podemos elegir a nuestra familia. Yo la elegí a ella para que formara parte de la mía desde el primer día que la vi. Era una nena tan linda... Muy hermosa y adorable. Aparentaba ser fuerte pero, por dentro, era como una mariposa. Preciosa pero frágil. Recuerdo que todos la molestaban porque sabían quién era su familia. Solían segregarla de casi todo. Era triste, pero parecía como si ella ya lo tuviera asumido. Cuando ví por primera vez la tristeza en sus ojos fue que me prometí protegerla de todo mal. A veces quiero creer que cumplo esa promesa hasta el día de hoy; quiero creer que puedo hacer su vida un poco más feliz estando junto a ella”.

Él es una persona increíble. Cuando me dijo eso fue cuando entendí que ella era todo lo contrario a lo que yo pensaba. Si había logrado que las personas que la rodean actuen así por ella  significa que no puede ser una persona malvada.

Fue la primera vez que sentí celos de alguien. Sentía celos de ella. De cómo había logrado encontrar amigos reales de esos que harían todo por uno. Yo jamás había logrado que eso pasara; solo había tenido a Isabella pero había sido diferente, ahora podía notarlo.

Nos amábamos, si, pero no había tenido nunca la misma sensación que tengo cada vez que estoy cerca de Alex.

Cada vez que la veo siento como mi corazón se acelera y como mi estómago se estruja. Me pongo nervioso junto a ella pero a la vez me siento en paz. Es difícil de explicar.

Con Isa era diferente; era fácil estar junto a ella y charlar de todo pero a veces solía guardar lo que sentía porque no quería decir lo que me pasaba. Al contrario, con Alex siento la necesidad de ser sincero y contarle todo sobre mí.

No hay miedo a que me rechace o a que me juzgue. Puedo ser realmente yo junto a ello y eso es lo que más me gusta.

Ya había pasado un largo tiempo; estábamos cada vez más cerca de septiembre y de la llegada de la primavera.

Las cosas habían salido bien; el padre de Alex no sospechaba nada de nosotros. Incluso yo había tenido mi primera pelea y había salido victorioso. Lo mismo había sucedido con Sebas.

Pero lo que más me gustaba de este tiempo es que había llegado a conocer a Alex de una forma mas profunda. Nos habíamos contado muchas cosas sobre nuestras vidas y sobre nuestras infancias. Ella incluso admitió que le daba envidia la vida que yo había tenido y me explicó la razón. No podía entender qué tipo de persona podría obligar a su hija a realizar todo ese entrenamiento siendo alguien tan chico. Ella era tan solo una nena que debería haber podido disfrutar de una infancia; debería haber jugado con muñecas y no con cuchillos.