El día empezó como cualquier otro; me desperté, me vestí y desayuné con mi mamá. Luego revisé la hora; eran las diez de la mañana. Sebastián me había pedido que fuera a las once ya que, según me dijo, su hermano iría a entrenar a esa hora por lo que podríamos hablar en paz. Me parecía raro que me quisiera decir algo en privado pero aún así acepté.
Además, estaba algo nerviosa con respecto a Dan. La última vez que hablamos él me preguntó la razón por la que yo jamás besaba a nadie. Le dije la verdad; nunca beso a alguien hasta que no sienta que es lo correcto. Él me gusta pero no estoy segura de que sea el mejor momento para arriesgarme a dar mi corazón por completo. Tengo miedo de que las cosas no salgan bien.
En fin, salí de mi casa con tiempo; iba a tomar el colectivo ya que no quería andar con la moto por ahí ya que perdería tiempo buscando donde dejarla.
Poco antes de las once ya había llegado por lo que le avisé que estaba abajo. No habrán pasado más de cinco minutos y Sebas apareció en la puerta para dejarme entrar. Cuando lo ví noté que se encontraba nervioso, miraba para todos lados y me hizo pasar rápido.
— ¿Estás bien?—. Él pareció darse cuenta de su actitud y sacudió su cabeza dándome una pequeña sonrisa.
— Si, estoy bien. Es que no quiero que llegue mi hermano hasta que no hable con vos.
— Ah... Está ¿bien?—. No pude evitar que la última palabra saliera como una pregunta. Subimos al ascensor y él marcó su piso.
— Vení, pasá— dijo mientras salíamos y abría la puerta de su casa. Cuando entramos se dirigió hacia los sillones y me dijo que me siente junto a él dejando un espacio entre los dos. Ambos giramos para quedar frente a frente.
— ¿Seguro que estás bien? Hace días que te noto raro.
— Si, estoy bien. En realidad, estoy algo preocupado...
Fruncí el ceño sin poder entender sobre qué quería hablar conmigo.
— ¿Preocupado? ¿De qué? No entiendo—. Ví como respiraba hondo y tragaba fuerte. Sus manos se apretaron entre sí mientas volvía a respirar.
— Estoy preocupado por lo que está sucediendo entre mi hermano y vos— soltó de golpe. Seguía sin entender nada.
— No entiendo— admití.— ¿A qué te estás refiriendo? ¿Preocupado porque salimos juntos?
— ¡Si! ¡Estoy preocupado porque salen juntos! Puedo ver cómo actúa cuando está a tu alrededor y eso me preocupa. No es bueno que estén juntos tanto tiempo.
Mis ojos se abrieron ante sus palabras. No podía creer que él me estuviera planteando esto. ¿Es en serio?
— ¿Vos me estás jodiendo? ¿Esto es una broma?— dije mientas me levantaba del sillón de golpe.
— ¡No pueden estar juntos! ¿Es que no lo entendés? ¡No pueden! Sus mundos son totalmente opuesto— dijo levantándose y parándose frente a mí. La cólera me invadió y comencé a levantar la voz.
— ¿Crees que no lo sé?
— Claramente no, ninguno de los dos lo entiende, sino ya se habrían mantenido alejados uno del otro— dijo levantado la voz al igual que yo.
No pude evitar que el enojo me invadiera por completo. La rabia me hizo apretar los puños a mis costados.
— Y, a ver, ¿Por qué yo soy tan "inadecuada", eh? Decilo. Sé que morís por decirlo.
— ¡Es más que obvio! ¡Sos como tu padre! Solo basta saber de dónde venís para saber que puede pasar.
Y fue entonces cuando ví todo rojo. Sentí mi cara arder de la rabia y empecé a gritarle sin miramientos.
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Mis Reglas
Novela Juvenil"Una palabra, una acción o un momento puede cambiarlo todo. En una noche muchas cosas pueden suceder. La pregunta es: ¿Estarías dispuesto a cambiar tu vida sólo por lo que pase en esa noche?". ***************** "- Estás acá...- dijo mientras tomaba...