Mis Reglas

Capítulo treinta y nueve

Este capítulo se demoró porque no pude escribir por mi cumpleaños.

Aún así, también es un capítulo para celebrar. ¡4000 visitas! No puedo creerlo.

También es especial este capítulo porque decidí cambiar la portada. Con ayuda de mis amigas y con la opinión de mi mamá hice una nueva, espero les guste.

Ahora sí, no molesto más.

Solo le agradezco a todos los que se toman el tiempo de leer todo lo que sale de mi cabeza. Los amo, no se imaginan lo mucho que los aprecio. Gracias por todo.

Este es un capítulo que para mí es muy importante en la historia.

Y acá va...

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Supongo que él no esperaba que le hablara con tanta tranquilidad.

- Hola hija, ¿Cómo va todo? ¿Y tus hermanos no te acompañan? Qué raro... Según recuerdo ellos siempre iban detrás tuyo.

El desprecio en sus palabras me hizo recordar un fragmento de lo que me dijo la última vez que lo ví.

"Me robaste todo. Todos giraron en torno tuyo desde el día en que naciste... Debías obedecerme; debías estar debajo de mí y hacer lo que yo dijera. Nunca debiste enfrentarme. Ahora vas a saber lo que sucede cuando no me obedecen; vas a aprender lo que es pagar por tu error. Vas a saber lo que es sufrir".

Eso fue lo último que me dijo antes de que las cosas se descontrolaran.

Antes de que él me apuntara con un arma.

Cierro los ojos con fuerza mientras los recuerdos de esa noche me persiguen. Respiro hondo y abro los ojos intentado que los recuerdos se vayan tal como llegaron. Rápidamente se esfuman. No puedo dejar que ellos me afecten ya que ese monstruo vería como me afecta su presencia.

- Perdón, pero mis hermanos no están involucrados ahora. Vos sabés muy bien que ellos tienen sus vidas ahora.

Yo sabía que mi padre seguía muy de cerca la vida de mi familia. Él nunca pudo superar que ellos me hubieran elegido a mí. Maldito. Como si alguien pudiera elegir a un hombre sin sentimientos que intentó matar a su propia hija.

Él asiente mientras me mira de arriba abajo.

- Veo que creciste. Ya sos toda una mujer, mi pequeña guerrera.

Se removió todo en mi interior al escucharlo llamarme así. Solía decirme de esa forma cuando era una niña. Nunca creí que volvería a escuchar ese apodo de nuevo.

- No me llames así. Perdiste ese derecho hace mucho.

- Aún sos mi hija Alexandra-. En dos zancadas lo tuve frente a mí. Levantó su mano derecha y la apoyó en mi mejilla. Sentí su calor traspasar mi piel y, por escasos segundos, creí ser una niña de nuevo. Volví a creer que mi padre me amaba tal como antes.

Lo miré a los ojos y me di cuenta de algo. Él no me amaba. Nunca lo hizo. Solo intentaba manipularme como siempre; haciéndome creer que me quería y que todo lo hacía por mi bien.

Claramente no me quiso matar por mi bien. Lo hizo por el suyo. Él pensó que sin mí las cosas serían más fáciles. Creyó que recobraría todo lo que creía perdido y, de paso, le daría una lección a cualquier peleador que no quisiera seguir sus reglas.

¡Qué equivocado estaba!

Las cosas no resultaron como él esperaba.

Y ahora tampoco serían iguales.