XXIV

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Narra Seung:

Acaricio su cabello por milésima vez. Lucia se había quedado dormida hacía ya unas horas, luego de haber visto un maratón de películas juntos en el sofá. Le había gustado la casa y yo estaba más que satisfecho. Había buscado todo acorde a sus gustos. Sí, me había llevado tiempo lograrlo, pero su sonrisa y sus reacciones habían válido la pena. Claro que sí. Había visto una nueva faceta de mi novia. Una faceta infantil, curiosa y divertida. Quisiera que perdurara así por siempre...se le veía tan feliz y despreocupada, tan libre.

Suspiro feliz y miro a través de la ventana. La noche estaba en su punto. La luna estaba alta y el único sonido que se escuchaba- aparte de la tranquila respiración de Lucia- eran los grillos que se escondían entre las hierbas y cantaban en sincronía.

Me acomodo con cuidado de manera que quedo acostado frente a Lucia. El sueño empezaba a vencerme, pues el manejar cinco horas seguidas sin descanso no era tarea fácil.

Antes de caer totalmente dormido doy un beso delicado en la frente de la hermosa chica frente a mí y es entonces, con la vista de su rostro relajado que me permito cerrar los ojos por algunas horas.

♠♣♠♣♠♣♠

Termino de servir el desayuno y me encamino hacía la habitación, me había despertado antes que Lucia y me había propuesto preparar el desayuno. No era específicamente un gran chef, pero sabía defenderme en la cocina. Esperaba le gustase.

Al tenerlo todo listo entre con bandeja en mano a la habitación, sonriendo al verla sentada en la cama, bostezando y estirando sus brazos y espalda como solía hacerlo siempre. Al verme, un leve tono rosado cubrió sus mejillas. Era simplemente hermosa. Le sonreí con ganas y me acerque a ella.

-Buenos días princesa- dejé la bandeja a su lado y de paso, besé rápidamente su mejilla.

- Buenos días - me encantaba su sonrisa. ¿Ya lo había dicho?

- Preparé el desayuno, tal vez no sea el mejor pero... - calle al verla llevarse una cucharada llena de crema a la boca. Esperé su reacción con nerviosismo. ¿Y si no le gustaba? Maldición, ¿le habré puesto demasiada azúcar? No quería envenenarla.

- ¡Esta riquísimo! - suspire aliviado, tomó otra cucharada y me la acercó- prueba - abrí mi boca y dejé que me alimentara, ya me había acostumbrado. - ¿A que esta buenísima? - me sonrió divertida y asentí un tanto sonrojado. ¿Porque me haces esto Lucia?- a ver... -tomó una fresa y la acercó a mis labios- abre- obedecí, mordí la mitad de la fruta y la sobrante la tome con los dedos.

- Ten- acerque la fresa ya mordida a sus labios, gustosa se la comió y luego, como toque final me saco la lengua de manera juguetona. Reímos juntos, era perfecta.

El resto del desayuno lo pasamos de la misma forma. Degustando juntos la comida, jugando y compartiendo miradas traviesas. El mejor desayuno de mi vida sin duda, esperaba pasar muchos más de esa manera.

Miro de reojo la ventana. El día estaba soleado y perfecto para un chapuzón. Sonrío y corro hasta la habitación, Lucia estaba en el baño, dándoce una ducha, sería una sorpresa. Busco en el segundo cajón de la primera cómoda y saco dos bañadores. Uno para mí y otro para ella.

Con rapidez me deshago de mi ropa y me pongo el traje de baño azul, que, curiosamente conbina con el de Lucia. Había escogido uno de una pieza pensando en su timidez. Aunque seguía enseñando más de lo que ella en realidad quisiera. La conocía.

Me gire hacia el armario, encontrandome con la figura delgada de la chica en la puerta. Sonreí, estaba sonrojada, otra vez, y evitaba mirarme. Se me escapó una risilla, no pude evitarlo. Era adorable como ella sola. Tomé la primera camisa que ví y me la coloqué. Luego, me acerque a la cama y tomé su bañador. Le sonreí y se lo tendí.

- ¿Quieres ir al lago? - no pasó ni un segundo cuando ya había asentido.- entonces ponte esto, te esperaré afuera- salí de la habitación, dejandole sola para que pudiera cambiarse en paz.

Volvi de nuevo a la cocina y saque una canasta el armario incrustado en la esquina izquierda. En ella guarde algunos sándwiches recién echos y algunas bebidas. No había planeado esto, al menos no para hoy. Pero el día lo pedía y en realidad, quería que Lucia se divirtiera, quería divertirme junto a ella. Quería ver su sonrisa, el brillo en sus ojos azules al mirarme, el rosa que surgía en sus mejillas, sus brinquitos de alegría, lo queria ver todo, todas sus facetas, todas sus muecas.

Todo en ella era único, y lo amaba todo, absolutamente todo.

- Estoy lista- me avisa desde el umbral de la cocina. La miro y sonrío travieso al ver que lleva una de mis camisas puestas.- fue lo primero que encontré- murmuro mientras desviaba la mirada.

Solté una risilla y me acerqué a ella con canasta en mano.

- Te queda mejor que a mi- tome su mentón y di un rápido beso en sus labios. Empezaba a extrañarlos.- vamos- tomé su mano y de esa manera salimos de nuestro hogar, emprendiendo nuestro camino al lago.

Dispuestos a pasar un buen rato juntos, como una pareja normal. Sin preocupaciones ni restricciones, sin peligro alguno. Sólo ella y yo.

Los siguientes capitulos (25-29) contiene altas concentraciones de azucar(cursi), sino te gusta ese tipo de contenido puedes saltarlo y seguir leyendo desde el capítulo 29 ^-^

¡Gracias por el apoyo! , enserio gracias. Les mando un gran abrazo psicológico.

^Editado^

Esclava de su palabra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora