Narra Lucia:
¿Eh? ¿Por qué se siente tan cálido?
Abro con lentitud mis ojos, pero vuelvo a cerrarlos cuando una luz extremadamente brillante impacta mi pupila.
Llevo una mano a ni rostro y cubro parte de mis ojos, intentando de esa manera ver algo. Al final, luego de algunos segundos, mi vista logra acostumbrarse a la luz que me rodea. Parpadeo varias veces confundida mientras miro a mi alrededor. Todo es blanco y sino fuera por que mis pies tocan suelo, diría que no había. No podía diferenciar entre pared, techo o suelo.
Eso me tenía realmente consternada.
¿Dónde estoy?
¿Ya estoy muerta?
¿Esto es lo que hay luego de la muerte?
—Al menos es tranquilo y agradable— murmuro abrazándome a mi misma. — ¿Ahora qué?
— Mi niña— me giro con lentitud y llevo mis manos a mi boca cuando la imágen de una mujer de mediana edad con cabello rubio y ojos cafés aparece ante mí.
— Mamá — susurro y corro hasta ella. La abrazo con fuerza y sonrío mientras lloro.
— Mi bebé— me mira con ojos nublados por las lágrimas y me sonríe cálida— estás hermosa, cariño— susurra y me abraza con fuerza. Como sólo una madre podría.
— Te extrañe tanto— susurro ahogando un sollozo.— No sabes cuanto.
— Y yo a ti mi niña, nunca dejé de vigilarte— susurra y algo en mí se remueve. Un mal sabor de boca.
— Ya nadie se acuerda de esta pobre vieja— mi corazón se detiene por un segundo y miro sobre el hombro de mi mama.
— ¡Abuela! — me separo de mamá y brinco a sus brazos.
— Tranquila — dice entre risas mientras retorna mi abrazo.
— Estás aquí — susurro llorando de pura felicidad— estan aquí — me separo y las miro.
Estaban bien.
— Tú también, Lucia— miro a mamá y me confundo un poco al ver su sonrisa triste.
— Sí, con ustedes— les sonrío pero ellas no parecen felices.
— No debiste.
— ¿Qué? — miro a mamá en busca de respuestas.
— No era tu tiempo, cariño — responde con pesar y se acerca a mi, rozando mi mejilla con sus dedos— no es tu tiempo.— mis ojos se llenan de lágrimas dolidas y las palabras se atacan en mi garganta.
— Tu no deberías estar aquí, mi niña. Este no es el momento. Debes volver. — mi abuela se acerca también y habla en un tono suave y cariñoso.
¿Qué?
— No— susurro a punto de colapsar— ¡No! ¿¡No lo entienden!? ¡No puedo! ¡Ya no lo soporto! ¡Sólo quiero paz!— cierro mis puños y las miro con súplica —¡Quiero quedarme con ustedes! — mi abuela sonríe levemente y acaricia mi mejilla humeda por las lágrimas.
— Siempre estaremos contigo— susurra y mi madre se coloca a su lado.
— Volveremos a vernos mi pequeña, te lo prometo — las sonrisas en sus rostros me descolocan por completo.
ESTÁS LEYENDO
Esclava de su palabra
Vampire"Eres un objeto más en esta casa, se puede hacer contigo lo que me dé la gana. Acatarás todas mis ordenes y te dirigirás a mí como Señor, me hablarás de usted y no harás nada fuera de lo normal, sino es con mi permiso. ¿Quedó claro?" "Sí... Señor" C...