–No quiero lastimarte... creeme...
–¿A qué has venido? – preguntó mirándome molesto y trague saliva.
–A decirte que... siento mucho... haberte mentido y lastimado.
Dio un resoplido mientras desviaba la mirada al suelo.
Yo, por otra parte, comenzaba a sentirme débil, otra vez. Hasta que, finalmente, me miró frío.
–Tus disculpas, me dan lo mismo. Lo que ocurrió y lo que me hiciste, no te lo voy a perdonar nunca. – dijo sin expresión alguna y baje la mirada. –Y no creas que te odio, porque ni siquiera eso mereces de mí, ya no significas nada en mi vida. – bajo su arma y eleve la mirada. –Así que, vete por donde llegaste.
Me paso por un lado dispuesto a irse.
–Pues no lo haré... – escuché como se detuvo y giré a verlo. –Porque... también estoy aquí por Garred, nuestro hijo. – se dio media vuelta. –Él... esta en el departamento para niños y familia... tenemos que sacarlo de allí... o se lo darán a alguien más.
–Garred, no esta en ese lugar. – me miró. –Ni tampoco esta aquí.
–¿Entonces? – pregunté temiendo lo peor.
Relamio sus labios y suspiro pesadamente.
–Donald, lo secuestro.
–¿Qué? – cerré los ojos mientras movía la cabeza de lado a lado, negándome a creer en lo que decía. –¿Es una broma, cierto? – tenso la mandíbula. –¡¿Por qué lo quiere precisamente a él?!
–Para chantajearme – respondió y dejo de verme. –Si yo no cumplo con lo que quiere... le sacará provecho a Garred.
–Él es un bebé ¡¿qué tipo de provecho piensa lograr?!
–Tal vez, ahora ninguno pero cuando crezca...
–No... ¡no! – lloré con impotencia y me volvió a mirar pero esta vez con cierta pena. Sin embargo, se limitaba a solo mirarme. –¿Y qué quiere a cambio?
–Mercancía, y más de trescientos millones de dólares.
–¿Para cuándo?
–Tres meses.
–¿Y si no está en ese tiempo?
–Lo estará. – afirmó.
–¿De verdad, estas seguro?
No dijo nada y miró hacia la calle. En ese momento, mis rodillas comenzaban a perder fuerzas.
La noticia acabó conmigo y con la poca fuerza que me quedaba.
Estaba tan débil, que termine por desmayarme.Al día siguiente...
Abrí mis ojos lentamente y parpadee un par de veces para ver con claridad, a quien estaba a mi lado haciendo ruido.
–¿Mikey?
Giró a verme en cuanto lo llamé. Yo apenas estaba despertando, cuando lo vi guardando sus cosas en su maletín.
–Hola. – me miró mal. –¿Cómo te sientes?
–Débil... pero sin escalofríos.
–Bien. – dijo seco, cerrando su maletín –Saque la bala y cerré tu herida. Así que, a partir de este momento te cuidas sola. – señalo unos papeles que se encontraban en la mesa de noche. –Allí esta lo que debes de tomar y a que hora lo debes de tomar. Además, de los cuidados que tienes que seguir para que no se infecté. – lo mire sorprendida sin decir palabra alguna. –¿Dudas?
–No... – asintió y se dirigió a la puerta. –Mikey. – abrió la puerta y me miró de reojo. –Gracias por ayudarme...
–Yo no soy la persona a la que debes agradecerle. Porque yo, realmente no quería hacerlo. – cerró la puerta en cuanto me dejo claro su desagrado.
Miré hacia la mesa y tomé los papeles para leerlos, cuando la puerta se abrió nuevamente. Eleve la mirada y vi a Ray entrar.
–Hola, Ray. – saludé esperando que él también me mostrará su rechazo hacia mí.
–¿Cómo estas? – preguntó parándose al pie de la cama.
–Supongo que mejor... – asintió y se quedó en silencio. –¿Qué pasa? ¿Tú no me reclamarás nada?
–No. – se sentó a mi lado.
–¿Por qué?
–Porque sé que no intentaste matarlo. – dijo obvió y lo miré incrédula. –Mira, yo sé que si lo hubieras querido matar, lo hubieras hecho desde hace mucho tiempo y no justamente en ese momento.
–Me sorprende que lo entiendas, apuesto a que nadie más lo hace...
–Yo pienso que sí, al menos Gerard también lo entiende... en el fondo pero lo entiende.
–¿Tú lo crees?
–Sí... pero lo que seguramente aún no entiende es porqué le mentiste. – lo miré nerviosa. –No le contaste que Garred era su hijo, que ya se conocían y demás. – baje la mirada –¿Por qué se lo ocultaste?
–No quería que me odiará por haberme ido dejándolo a él aquí, moribundo. Yo no deseaba irme, pero unos tipos intentaron matarme.
–¿Qué tipos? – preguntó desconcertado.
–No sé, exactamente pero Billie investigo y...
–Ray. – dijo Gerard abriendo la puerta y Ray giró a verlo. –Ve con Bob por comida.
–Esta bien. – le asintió antes de mirarme devuelta. –Luego hablamos, adiós.
–Adiós, Ray.
En cuanto Ray salió de la habitación, Gerard cerró la puerta y se acercó a mí.
–¿Tú... le pediste... a Mikey que me ayudará?
–No. – se cruzó de brazos, estando parado al lado de la cama. –Fue Tré, antes de que se lo llevarán al sótano, al igual que la chica.
–¡¿Qué?! – le pregunté mientras me sentaba. –¿Qué, hiciste qué?
–Lo que oíste.
–Sacalos de allí, ellos no...
–Ellos, nada. – interrumpió serio. –Tu amiga, estaba armada al igual que tú y Tré, se atrevió a traerlas sin consultarme antes. Ambos se ganaron, estar allí.
–Pero...
–Para de reclamar, que no pienso mantenerlos allí para siempre. – lo miré con el ceño fruncido. –Porque ellos al igual que tú, ya están por irse
–¿Y lo qué sucede con Garred qué?
–¿Qué con eso?
–Quiero ayudarte a conseguir, lo que Donald nos pide.
–¿Nos? – preguntó incrédulo. – Olvídalo, y no busques excusas para quedarte porque no lo lograrás. – dijo de inmediato, mientras soltaba sus brazos. –Yo no quiero, ni tu ayuda ni tenerte cerca ¡me bastó solo para cumplir con esto!
–¡Pues Garred también es mi hijo, así que...!
–Gerard.
Una voz femenina interrumpió nuestra discusión, luego de abrir la puerta sin previo aviso.
Confundida, giré hacia donde provenía esa voz, y vi a una chica joven, alta, de cabello negro y ojos azules que vestía únicamente con una camiseta de Gerard.
¿Quién demonios es esta chica? – me lo pregunté a mí misma viéndola.
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Ahora si se viene lo bueno XD!
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Cómplice III: Destroya [Gerard Way ft Billie Joe Armstrong]
FanfictionDe vuelta a ser una cómplice!