Narra Paul
¡Estaba perdiendo la cabeza! Los nervios me estaban comiendo, no podía controlar a esa chica y menos ahora que tendría que vigilar a George durante el resto de la noche para que no intentará algo lejos de ser amigos.
¿Por qué tuvo que invitar a George?
No hubiera invitado a George y yo con gusto hubiera surtido el papel de buen hermano mayor y quedarme a su lado.
Una sensación extraña y eufórica me invadió, jamás la había presenciado y había hecho que mi mal humor me invadiera.
Celos.
Escuche decir a mi interior. Claro que no. Celos no.
Tal vez sólo había herido mi orgullo, aquel orgullo varonil al no haberme invitado a mi.
¿Qué estoy diciendo?
Está noche sería tan larga, primero la aburrida cena de papá con sus socios y mi atento vigilamiento sobre las manos y miradas de George, después vendría la esperada batalla musical en el Cavern.
Rory and The Hurricanes solían ser nuestro enemigo más difícil. Siempre nos enfrentábamos al final y la mayoría de veces ganamos nosotros, The Beatles.
Él era un tipo peligroso, desde que Richard Starkey decidió cambiar de banda Rory nos tiene en su lista negra.
Nos ha amenazado miles de veces, no me fió de él y cuando pierde ante The Beatles suele no quedarse con ese mal sabor de boca.
Es ahí donde ___ entra, la llevaré al Cavern, conocerá la verdadera vida en la que estoy metido y no querrá entrar.
Así me deshare de aquella castaña.
Toqué tres veces su puerta y sin esperar respuesta entré.
Ella se giró rápidamente hacía mi y pude notar como sus ojos me fulminaban.
—¿Qué quieres?
—Esta habitación era mía, ¿lo sabes?, aquí venía a ensayar con mi banda.
—Que lástima que al niño rico le hayan quitado una habitación.
La observé detenidamente, llevaba un vestido de noche que brillaba, podía recorrer sus curvas y entonces deduje que mis amigos tenían razón, esta niña tenía buen cuerpo y no sabía si eso era bueno o malo teniendo en cuenta que vivíamos bajo el mismo techo.
Le habían hecho un peinado de lo más elaborado. Alguien profesional le había maquillado porque su rostro estaba irreconocible. Sus pestañas eran tan largas que me dieron ganas de acariciarlas y sus labios... Esos labios carmín intenso que a cualquier hombre sensato, como yo, volverían loco.
Intenté controlar el deseo repentino que surgió dentro de mi y le solté el primer comentario pesado que pude formular.
—Te pintaron como payaso --mentí.
—Una razón más para que me ignores --soltó cuando se dio la vuelta tomando de su mesita un collar destellante.
Pude ver su espalda desnuda y una sensación me recorrió.
Me acerqué hacia ella sin saber que lo hacia. Sólo quería comprobar si su piel era tan suave como lucía.
___ se giró al verme tras ella y exclamó:
—¿Qué haces?
Subí el collar que tenía en las manos para que creyera que mi intención había sido ayudarla.
Entonces me lo arrebató de las manos y mis dedos tocaron su piel desnuda, estaba a punto de estallar.
—¿Tan malo soy?
—Mil veces peor.
—En fin, yo venía a invitarte cordialmente al evento de esta noche.
—No gracias, iré con George.
—Yo no hablo de la cena familiar, yo hablo sobre la guerra de bandas de esta noche, ya sabes, demasiado alcohol y rock and roll.
Sus ojos se iluminaron cuando solté las últimas palabras, pero después volvieron a apagarse.
—No, gracias.
—Vamos, mira tus ojos, se que te gusta bailar.
—Realmente no, detestó el rock and roll americano.
—Tal vez tienes razón, si claro, no es un lugar para una chica --la miré de arriba a abajo para fastidiarla--... como tú. Si cambias de opinión lleva ropa cómoda.
Y salí huyendo de su habitación.
Tuve que recargarme en la pared unos minutos. Entrar ahí me había consumido, cerré los ojos y las primeras imágenes que vinieron a mi mente fueron sus largas piernas, sus ojos brillantes, sus labios... Me estaba volviendo loco, tenía que sacarla, sacarla ahora de mi mente.
Y así fue como llegué a la casa de Jane.
Toqué tres veces la puerta de su habitación y entré rápidamente.
—Hoy llegaste temprano, ¿te gusta mi vestido para la cena? --preguntó Jane seductora.
—Vamos, dame un beso, ¡un beso!
—Pero llegaremos tarde....
—Tenemos aún 30 minutos.
Entonces volví a recordar a ___.
Jamás me había descontrolado de esa manera, me sentía expuesto, ¿qué me estaba haciendo esa niña castaña?
—Basta, que llegaremos tarde --dijo Jane entre mis labios.
—Sabes que me importa muy poco --respondí mientras recuperaba esa calma que me había arrebatado la castaña de 17 años.
Quince minutos después me encontraba arreglando mi corbata y fumando un cigarrillo. Jane se acomodo el vestido y llegó a mi lado en el balcón.
—¿Qué tal estoy? --preguntó.
La mire con detenimiento. Aquella pelirroja era tan guapa, aún no podía explicarme como era que no tenía un novio oficial, ella podría tener a quien deseará y sin embargo allí estaba, perdiendo el tiempo conmigo.
—Linda --le contesté-.
—¿Estás bien?
—Un poco estresado.
—¿Por tú madrastra?
—No --negué con la cabeza--, su hija.
Entonces me separé de ella, necesitaba más oxigeno.
—No sabe quien soy y lo que es mi vida --le dije.
—¿Quieres que se lo deje claro? --preguntó Jane.
Esa no era una buena idea. ___ y Jane no harían un buen equipo.
—No, la llevaré está noche al Cavern.
—Quieres llevarla por el mal camino.
—De hecho quiero alejarla.
Ella asintió y sonrió. Entonces me acerqué a ella y le removí el cabello buscando algo que no estaba ahí
Su aroma no cicatrizaba mis poros, aquel infinito en su cuello no estaba y en ese momento sólo deseaba besar aquella imagen que había formado de cierta chica.Di un paso para atrás dejando a Jane con ganas de algo más.
—Vamonos, ya vamos tarde.
—Pensé que te daba igual.
—Sí, me da igual...
Por un momento no supe a que respondía, la imagen de esos rojos labios inundó mi mente.
Si existe alguna lectora que aún no haya identificado y quiera su dedicatoria no dude en pedirla🌼.
ESTÁS LEYENDO
Maybe I'm Amazed • Paul McCartney y Tú (EN REVISIÓN)
FanficMe enamoré de la persona prohibida, mi hermanastro. Fue difícil aceptar que gustaba de la última persona de la que debía. Pero para cuando nos dimos cuenta, ya estábamos metidos hasta el cuello.