Me enamoré de la persona prohibida, mi hermanastro. Fue difícil aceptar que gustaba de la última persona de la que debía. Pero para cuando nos dimos cuenta, ya estábamos metidos hasta el cuello.
¿Qué esperaba? Que me tirase a sus brazos sólo por el hecho de que ha ganado una maldita pelea en aquellas circunstancias, que ridículo sólo de pensarlo.
Dos chicas tan guapas se le acercaron en la barra de tragos, ¿qué no tenía suficiente con mi compañía por el resto de la noche? ¿tenía que salir en busca de "no sé quién"? Pude observar como se movía ante ellas con una seguridad tan penetrante que yo jamás me atrevería a tener, pero es cierto el hecho de que es tan guapo y atractivo que era imposible no mirarle.
—Hola guapa, ¿vienes con Paul? --preguntó George apartando mi vista de Paul y sus zorras-.
—¡Georgie! --grité en un intento por capturar completamente la atención de Macca-- Claro que no, él viene con esas de allá --dije señalando-- ¿Y tú? ¿vienes con alguien?
— Ya veo --rió-- claro que no, he venido con Ringo pero se ha quedado enredado con Maureen desde la pelea de John. ¿Te gusta bailar?
Supuse que él pequeño de ojos azules que se encontraba apartado en un rincón era Ringo, aquel niño calenturiento.
— Claro, me encanta, ¿y ha ti?
—A mi también me encanta --sonrió-- ¿quieres bailar?
—Por su puesto --dije con una sonrisa más que fingida-.
Me incorporé de la mano de George y salimos disparados a la pista de baile.
Y allí estaba Rock Around The Clock.
Debo de admitir lo bien que George baila, sus pies tienen el equilibrio perfecto ante cada nota hecha por Bill Haley que me dejaba impresionada.
"¡Rock! ¡Rock!" escuchaba gritar a nuestro alrededor.
Tal vez, sólo tal vez, George me gustaba, es decir, él era tan diferente a Paul, tan atento conmigo que no me hacía dudar del buen novio que podría llegar a ser.
Jailhouse Rock
Estar a su lado era tan divertido, no sabía bailar muy bien por mi alejamiento al estilo americano pero tuve que fingir sacando pasos que no había practicado hace tiempo.
↓ Retrospectiva ↓
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Giré mi mirada a donde estaban Paul y sus zorras, él me miraba con el ceño fruncido, que novedad, sus ojos hazel querían matarme, pero ¿porqué? si él podía ir y dejarse querer con chicas rubias como aquellas ¿qué impedimento me ataba a mi de no hacer lo mismo?
—Me gustas mucho --grito George-.
—¿Qué? --pregunté simulando no haber escuchado-.
— Estoy loco por ti.
Dude las siguiente palabras que tendría que pronunciar, volví a mirar a Paul esperando alguna acción de su parte que me dijera que no podía lanzarme a brazos de George, lo único que recibí de aquella mirada fue el ángulo perfecto de los labios de una de aquellas zorras en los de McCartney, él sólo tenía los ojos hundidos y sin ninguna expresión facial, aquel beso me hizo retomar mi pequeña atracción hacía Harrison.
