Capítulo 28: You Know My Name

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Narra Paul

Llegué a casa frenético, conducí de una manera imperceptible, y al entrar observé a mi padre en la punta de las escaleras con su atuendo de ir a la cama.

—Papá --pronuncié al aproximarme-- debes venir conmigo.

—¿Qué ocurre, Paul?

—___ está pérdida, en problemas, debo encontrarla.

Mi padre notó desesperación en mis ojos y adrenalina en mi cuerpo.

—Paul, sólo dime que no te has metido con tú hermanastras.

¿Tan obvio era?

Rodé los ojos.

—La quiero, ¿si? Joder, la quiero. Y sólo quiero que éste bien.

Mi padre se aproximó hasta mi y continúo.

—¿Y ella?

—También --aclaré mi garganta-- también me quiere.

Mi padre sonrió y asintió al instante.

Subió de manera apresurada para cambiar su pijama y le comunicó a su mujer que su hija estaba metida en líos, y todo por mi culpa, si tan sólo hubiera ido tras ella...

Bajaron en seguida y mi padre condujo hasta la cancillería, no había ni rastro de ella hasta que una llamada surgió.

—Acaba de haber un testigo, nos indica que vio el automóvil de la señorita Asher ir en la carretera y tomar una desviación dentro del bosque.

—¿Qué esperamos? Vayamos.

No tardamos más de 30 minutos en llegar al punto de la desviación que conducía dentro del bosque.

Al llegar grite su nombre, desesperado y ansioso por encontrarla.

No recibí alguna respuesta.

Y entonces, al centro se visualizaba una cabaña en condiciones de pocilga.

Corrí hasta ella con la sospecha de encontrar ahí a ___.

Me acerqué y cuando apunté a aquella pocilga noté la silueta de Jane.

—¡Jane! --grite aún lejos de ella-.

Giró asustada a mirarme y salió huyendo hacia el lado izquierdo, perdiéndola de vista.

—¡Les he encontrado! --grité hacia atrás para que las autoridades me escucharán-.

John que me acompañaba me sugirió tomarles por sorpresa en la carretera a metros de la desviación por si algún mal movimiento hacia fallar el plan.

Asentí y subimos de nueva forma hasta la desviación.

—Tranquilo Paul --dijo Lennon dandome una palmada en el hombro-- ella estará bien.

Suspire intentando tranquilizarme y sonreí levemente.

Escuchamos un estruendoso choqué y mi corazón se paralizó.

Corrí intentando obtener respuestas hasta la entrada de la desviación y de pronto, lo que menos imaginaba sucedió.

Un coche que pasaba por la carretera casi al amanecer impacto a una joven que salía de entre la nada del bosque.

Era ___.

Mi corazón se estrechó inconteniblemente y no pude nada más que llegar hasta donde yacía.

—¡___! --le grité-.

Tomé entre mis manos su cabeza y la estreché contra mi entre lágrimas.

Llegaron minutos después las autoridades y con ello una ambulancia sin demorar.

Me obligaron a dejarla, separarme para que pudiera subir a la ambulancia.

Subí, sin pensarlo, al lado derecho de la camilla de la ambulancia.

Al llegar al hospital introdujeron rápidamente a ___ a la sala de emergencia y tuvimos que quedarnos en la sala de espera entre nervios y tristeza.

Pasaron más de dos horas hasta que el doctor se giro ante nosotros, a pesar de que sólo estuviéramos Cynthia, John, papá y yo, informándonos que ___ estaba bien, descansaba dentro de su habitación #269.

Me propuse pasar a visitarla y él doctor me lo permitió.

Giré la perilla y entré nervioso.

Estaba su cuerpo, doloroso, tumbado en una angosta camilla entre paredes frías.

Me senté a su lado, tomándole la mano lleno de arrepentimiento.

—Lo siento --susurré entre sollozos-- ha sido mi culpa si tan sólo no hubiésemos discutido todo esto sería un sueño perdido... Lo siento.

Sus débiles párpados se abrieron de manera lenta.

Me incorporé súbitamente y salí al pasillo.

—¡Acaba de despertar! --le grité al médico-.

Me acerqué de nuevo a ella y me miró, sus ojos brillaron para apagarse de manera rápida.

—___...-dije con la mirada puesta aún en sus ojos. La estreché contra mis labios pero me aparté con cuidado al sentir como emitía un leve quejido de dolor-.

—Yo...

—Ya habrá tiempo para eso, amor --le dije sujetándole el rostro confuerza-- Te quiero tantísimo, ___.

—Yo... No sé quién eres tú --me miró extraña-.

Me aparté de su lado.

¿Qué sucedía?

Comencé a sollozar y salí de la habitación seguido del médico.

—Me temo que, el golpe sufrido en la parte superior del cráneo, ha hecho que pierda...

—La memoria --susurré ahogado-.

Había perdido... La memoria.

Y se había olvidado... De mi.

Continuará

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