Capítulo 24: She's a Woman

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Narra Paul

Sus labios rozando los míos, mis manos subiendo con lentitud por su cuerpo que me había hechizado.

Deliciosos besos que súbitamente me hundían de un profundo temblor, no pude más que hacerla mía.

La había deseado desde la primera mirada fulminante que me lanzó, la había deseado desde su tan provocativo baile con George y la había deseo desde que entró por la puerta de la cocina inmigrando a mi hogar.

Y se me había entregado, entregado en cuerpo y alma y supe que realmente nos queríamos.

Me entregó su virginal ser a mi, sólo a mi y aquella había sido la prueba de un amor nuevo, nuevo e inmenso.

A la mañana siguiente desperté con sus grandes ojos fijos sobre mi y la alegría y el nerviosismo me invadió.

Sonreí como un completo idiota, esta mujer me había vuelto un desquiciado, un completo hundimiento a mi ego.

No me había sentido así nunca, este completo enamoramiento me provocaba estragos en mi interior, estragos enormes.

Toqué sus labios.

—Quiero despertar así siempre --le susurré cuando la acobije bajo mis brazos-.

—¿Qué dirán nuestros padres? --preguntó nerviosa-.

—¿Qué dirán? Pueden decir todo lo que quieran, blasonar y reprendernos pero no pienso terminar con esto --sonreímos-.

—¿Qué somos? --me miró-.

No quería admitir pero, lo único que quería a su lado era una estabilidad, estabilidad ante la vida y ella me había quebrantado, había puesto mi mundo patas arriba con un sólo gesto, había venido de la nada y se había convertido en mi todo, por que eso era, mi vida entera.

Me había sacado del agujero negro en el que mi vida se había hundido, me había salvado.

—¿Quieres... Ser mi... Novia? --pregunté dudoso, no había hecho esa propuesta desde los diez años y me habían respondido con un no-.

¿Yo? --se incorporó mirándome sorprendida-.

—Si nena, tú --sonreí-.

___ tapó su boca con sus manos en señal de sorpresa.

—Entonces...

—¡Claro! ¡Claro que sí! --comenzó a brincar sobre la cama y me besó-.

¿Cuánto nos duraría esta felicidad?

Nos levantamos de la cama, tomamos una ducha, si, una ducha juntos.

Nos arreglamos y salimos para bajar a la sala de estar del hotel, la tomé de la mano y no tuve más miedo a tener que reprimirme del cariño que le tenía.

Nos dirigimos, posteriormente, al comedor del hotel para tomar el almuerzo.

Simplemente no podía dejarla de mirar. Era como en un sueño. Haberla deseado con tanta fuerza y ahora tenerla, exclusivamente para mi. Necesitaba confirmar que era mía y que aquello no fuera una simple confusión.

La atraje hacia mi, agradeciendo por haber llegado a mi vida y le planté los besos más suaves que nos permitimos.

Eso era el amor.

Una magia.

Nos incorporamos al finalizar y salimos a dar un paseo, el aire fresco nos embargo y nos sentamos en la orilla de la playa entre olas que susurraban.

Maybe I'm Amazed • Paul McCartney y Tú (EN REVISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora