El Norteño - POV Meela

9- waffles y café

Todavía no puedo comprender lo que me pasó. Parece un sueño, y sin embargo, sé lo real que es ... Sucedió.

Es un proceso miserable para los jóvenes que se niegan a inclinarse y aceptar las reglas del Alfa. Está hecho a romper tu lobo. Luego, lentamente, también estás descompuesto ... hasta que sometes tu voluntad al poder superior.

Muestras el cuello en sumisión. Eso es lo que me ha hecho, me hizo arquear, doblar la cola, voltear el vientre ... Exponer mi cuello.

Así que ahora él es mi Alpha, mi líder, mi protector. Su autoridad es definitiva.

Rápidamente me visto con vaqueros que caen en el culo. Debo haber perdido treinta libras fácilmente. Mis curvas se han ido, y no soy nada más que huesos y piel. Nunca me di cuenta de lo cerca que estaba de la muerte.

Todavía estoy debilitada por mi prueba y hasta el simple esfuerzo de vestirme me ha agotado.

Decido que necesito más comida de la que necesito para pareserme a los demás. Voy a ser parte de esta manada si me gusta o no.

Caminando por las escaleras lentamente, mis piernas todavía se sienten inseguras de sí mismas ... vacilante.

Mis ojos se mueven alrededor de la cocina. Ya está caliente la cocina. El olor de waffles y café hace que mi estómago gruña de placer. ¿Cuánto tiempo he estado sin mi café?

Me paro en la entrada, viendo a una señora mayor preparar la comida de la mañana. Otras hembras están poniendo la mesa, corriendo alrededor, arreglando los platos, guisando la mesa. Parecen contentas, satisfechas. Su conversación fluye fácil, la luz en los ojos. Me da nostalgia de mi propia familia y amigos.

Me paro en la entrada, viendo a una señora mayor preparar la comida de la mañana. Otras hembras están poniendo la mesa, corriendo alrededor, arreglando los platos, guisando la mesa. Parecen contentas, satisfechas. Su conversación fluye fácil, la luz en los ojos. Me da nostalgia de mi propia familia y amigos.

-"Esperábamos que vinieras a desayunar." La señora mayor con rayas de gris en su pelo negro me saluda a la antigua manera, presionando su mejilla contra la mía en un espectáculo de aceptación.

Coloco mi mejilla contra la suya como muestra de mi aceptación hacia ella. Eso la tiene radiante. Sonriendo de oreja a oreja, toma mi mano y me lleva a mi lugar a la derecha de la cabeza de la mesa.

-"Pobrecita." Hay un toque de simpatía en su voz. "Mirate, piel y huesos, he hecho waffles con arándanos, te voy a preparar un plato." Sus ojos destelan una pizca de plata, los mismos ojos que el norteño. Esta debe ser su madre. -"Esperaba tener la oportunidad de hablar contigo antes de que los muchachos regresaran de su entrenamiento".

Tomando asiento, rápidamente me dan una pila de waffles mas de lo que ningún humano o lobo podría comer.

-"Gracias." La forma en que mi voz suena todavía me toma por sorpresa.

-"Por favor, come, no esperes por nosotros, parece que si un buen viento pasara por aqui podrías volar lejos de nosotros en cualquier momento, come, sigue adelante, está bien".

Recogiendo el jarabe de arce, lo hecho en los waffles calientes. Mi cuchillo corta la crujiente corteza exterior, revelando un interior suave y esponjoso. Colocando la pieza en mi lengua, saboreo el sabor, la textura, lo absolutamente asombroso que este alimento sabe en este momento. Cierro los ojos, casi llorando con la dicha pura que me trae.

Siento que mis manos están apretadas. Yo pico un ojo abierto.

-"Vas a estar bien, ya sé, he estado exactamente donde estás ahora", afirma ella con toda naturalidad.