El Norteño - POV Meela

27- Volver

-"Mamá." Exhalo, la palabra que no he usado en mucho tiempo. Quiero llorar de alegría. Me siento tan ligera y no hay más dolor.

-"Meela, te amo." Ella coloca sus labios en mi frente.

Estoy flotando, envuelta en su abrazo, su olor, su amor.

-"Siempre tan terca"

-"Madre, te he echado de menos". Me abrazo alrededor de ella, tratando de sujetarla a mí.

La oscuridad me toma, me tira de nuevo, sólo para empujarme a la superficie, a la luz. Está llorando. Puedo oír sollozos, unos sollozos masculinos. Es crudo ... lleno de dolor. Mi mejilla descansa contra su muslo y puedo sentir sus lágrimas saladas cayendo en mi cara, corriendo por mi cuello. Quiero llorar con su desesperación hasta que me hunda en el vacío.

-"Llama a su hermano, dile que tiene que venir."

Siento que sus dedos se deslizan por mi cabello. Se siente bien ... calmante. No lo combato y me convoca de nuevo a un sueño dichoso.

Despierto sobresaltada de mi sueño. ¿Es mi cuerpo temblando o la corriente de aire golpeando mi espalda que está causando un dolor agudo a mi columna vertebral?

-"¿Meela?" La agonía pura en la voz de mi hermano me tiene inestable. -"¿Qué has hecho, Grey?" Está furioso. Conozco ese tono. Sus palabras están silbando, haciendo que los pelos de mis brazos queden de punta.

-"No lo admitiría." Su voz era ronca, áspera. -"No tendría ... las palabras". Está ahogado, lleno de emoción desesperada ... incredulidad.

-"Entonces, en cambio, trataste de matarla." Las palabras de mi hermano son letales. -"¡Mirala!" Mi hermano está gritando con el norteño. "¡Mira lo que le has hecho a ella, está arruinada!" Su rabia Alpha está sobre mi cuerpo, haciendo que me retuerza ligeramente.

Trato de levantar la cabeza, pero es de piedra. Sólo que el movimiento es suficiente para traer gemidos débiles de mí. Puedo sentir sus dedos una vez más corriendo por mi pelo, tratando de calmarme.

-"Shhh, Meela, no te muevas, te lastimarás." Sus labios están cerca de mis oídos. Puedo olerlo. Se extiende un agradable calor curativo a través de mí. Puedo relajarme con su olor. Lo necesito cerca de mí.

-"Puedes recuperar todos tus homenajes, incluyendo a Meela. Habla rápidamente, con prisa.

-¿Crees que eso compensa esto?

-"No ... nada puede compensar lo que he hecho... ¡Ahora llévela!"

Gruñidos salvajes salieron del pecho de mi hermano, seguidos por el sonido de cuerpos que chocaban entre sí. Se libra una batalla hasta que uno de ellos aterriza a mi lado, cambiando mi posición. No puedo contener los gritos. Me dolía tanto, el dolor mordía, roendo mis huesos.

No puedo parar, solo grito. Nada puede arreglarme hasta que siento el calor familiar de la medicación extendiéndose, envolviéndome en un calor protector, protegiéndome del mundo.

La medicación ha sido mi salvación, me permite estar, a la deriva en la nada.

Los días se convirtieron lentamente en meses. Es mi hermano quien me sostiene mientras lloro, el dolor incontrolable me hace indefensa como una niña. Es mi hermano quien cambia el vendaje en mi espalda, en mis brazos, en mi cuerpo, es a mi hermano que le pido matarme. Le suplico día y noche que me deje morir. Se queda conmigo por la noche, llorando conmigo, sosteniéndome mientras llegan las pesadillas.

Es mi hermano quien me ayuda a sanar, llevandome de nuevo a la salud, pero es el interior lo peor. Es negro como la muerte, podrido y endurecido en su propia piscina de miseria.