Parte 32

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¡¡¡Sábado!!!! El mejor día de la semana. :')
Desperté como toda una rayita. Me explico: Los rayos del sol entraron por mi ventana e interrumpieron mi sueño. Abrí mis ojitos, no me duché, sino dejé que la lluvia artificial caiga sobre mi cuerpo y luego me vestí así: http://este-link-es-falso.com/ropa.de.rayita/iwhdjs/kwhsus/no.entiendo.por.que.ponen.un.link.si.en.wattpad.no.se.puede.clickear.el.link

Luego fui a desayunar con mi linda familia.

- Hola familia. - Saludé alegremente a las tres personas que estaban desayunando sin mí. - Hoy es un lindo día, y estoy muy feliz de pasarlo con ustedes. Este podría ser un lindo sábado familiar. ¿No lo creen?

- Tengo trabajo acumulado de la semana. No cuenten conmigo. - dijo mi progenitor.

- Tengo planes. - dijo mi mamá

- Yo también. - dijo Mateo.

- ¿Enserio, enano?

- Hablé con Ed y me llevará a casa de mi maestra. Se puede decir que tengo una cita. - dijo el pequeño hombrecito.

- Ese es mi hijo. - dijo mi papá - Todo un galán.

- A mí me prohibían acercarme a los niños a su edad. - me quejé, pero nadie me hizo caso, así que serví mi desayuno y comí.

Ese fue mi primer y último intento del año en intentar pasar tiempo de calidad con mi familia.

Terminé de desayunar y luego me entretuve mirando televisión. Estaban pasando una loca película de vampiros, iba por la parte más importante de la película, pero sonó el teléfono de la casa.

Rin Rin

- ¡Contesten! - grité desde el sofá de la sala.

Rin Rin.

- ¿Qué no hay nadie en la casa?

Rin Rin

Resignada fui a contestar.

- ¿Aló? - dije con cierto tono de enojo en mi voz.

- ¿Julieta? Soy Javier, lamento la demora, mi abuelita necesitaba mi ayuda con unas cosas. En diez minutos llego.

- ¿Ah?

Y colgó.

Estuve atónita por diez segundos. Hasta que recordé nuestra conversación del viernes en el colegio:

- Julieta, tengo galletas horneadas por mi abuela. ¿Quieres?

- Eso no se pregunta, claro que quiero. - y me invitó sus galletas.

- Y, ¿qué te parece si pasamos una tarde de amigos mañana? - en ese momento no podía decirle que no, estaba comiendo las galletas que preparó su abuela. Además, me gusta su compañía. - Puedo ir a tu casa, llevaré helado.

- Si traes comida eres bienvenido. - confirmado, Javier encontró mi debilidad.

Ya estaba presentable, así que no tuve que ir a cambiarme. Sólo esperé a que llegara, pero como se estaba demorando, fui por un jugo y una empanadita de queso a la cocina, y no pude evitar reparar en una nota en el refrigerador: Julieta, reconsideramos tu idea y salimos los tres a pasar un sábado familiar después de la cita de Mateo. Cuídate.

Los odio.

Luego de unos minutos, Javier llegó, lo invité a pasar y dejé el helado en el congelador.

- ¿Entonces no hay nadie? - me preguntó mientras sacaba de una caja las piezas de un rompecabezas.

- No, estamos solos.

El Raro del Tercer Piso (ED SHEERAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora