Parte 47

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- Es que, si sigues así, no vas a conseguir gran cosa. - Me decía Grace.

Estábamos en la puerta del edificio, era un día cálido y decidimos salir a disfrutarlo, bueno, yo quería quedarme en mi habitación al principio, pero ella insistió en salir a caminar. Pero una reina como yo no gasta energías en vano. Así que bajamos con bancos, para recibir un poco de brisa.

- ¿A qué te refieres? Hago lo que puedo, sólo que aún es complicado para mí hablarle, es un poco incómodo por todas estas situaciones.

- Ya sé que es complicado, pero debes intentar algo más con él. Recuerda que es hombre, puedes seducirlo para que vuelva contigo.

- Sabes que no soy buena con eso de seducir, yo no soy así.

- ¿Entonces cómo hiciste que Ed se enamore de ti?

- No lo sé, simplemente pasó y ya.

- Bueno, pues esta vez no puede simplemente pasar, tienes que hacer que pase. Debes esforzarte un poco más.

- ¿Cómo? ¿Qué hago? La última vez que intenté seducir a un hombre no resultó muy bien. - ese hombre es Kevin, el repartidor de pizza.

- Intenta que tu tono de voz sea más cálido, por ejemplo. Intenta no sonar como una enana mandona.

- ¿Disculpa?

- No, no te disculpo, me acabas de interrumpir. Bueno, también puedes reír como tonta con cada cosa que él dice, inclinar tu cabeza hacia un lado mientras hablan, siempre sonriendo, recuerda eso. También puedes morder ligeramente tus labios mientras miras sus músculos no bien formados. Dile algún cumplido. Te diría que te inclines hacia él para que se note tu busto, pero ya recordé que aún no te desarrollas ahí.

- ¡Oye! - me quejé.

- Cállate la boca, que aún no acabo. Hay tantas cosas que tienes que aprender, niña.

- Pero si hago todo lo que dices, voy a parecerme a las tontas amigas de Javier.

- ¿Y cuántos chicos crees que consiguen por semana?

- Rayos, tienes razón, maestra Grace.

En ese momento vimos que Ed venía hacia donde estábamos, pero él aún no nos había visto.

- Rápido, debemos ir adentro, esconder los bancos, y tú, debes ir a entablar una conversación casual con él.

- Claro, rápido. Me avisas si llega Megan.

Y Grace se escondió. Yo intenté lucir casual mientras esperaba que Ed llegara.

- Ed, hola, qué sorpresa, - dije deteniendo casualmente mi mirada en él, se veía muy bien. Su cabello iba peinado, y vestía casi formalmente. Una camisa azul y un pantalón oscuro. Últimamente me gusta cada detalle de él.

- Julieta, hola. ¿Cómo estás? - y me saludó con un beso en la mejilla.

- Bien. - y empecé a sonreír y a inclinar mi cabeza hacia mi lado derecho. - Había salido un momento, el clima es lindo hoy.

- Sí.

- ¿A dónde fuiste? - y yo seguía sonriendo mientras caminaba a su lado dirigiéndonos al ascensor.

- Fui a separar la catedral, para el día de la boda, pero una pareja se nos adelantó. Es raro, yo había hablado con esa pareja antes y estaban muy convencidos de casarse el 31. ¿Por qué habrían cambiado de parecer?

- No lo sé. - y continuaba sonriendo. - Ed, la gente está muy loca. - y él sonrió un poco mientras entrábamos al ascensor.

- Sí, no sé qué decidirá Megan. Ya veremos qué hacer.

El Raro del Tercer Piso (ED SHEERAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora