Especial #8

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Ed había preparado una cena especial para Julieta, hizo espagueti con salsa roja. No era muy buen cocinero, pero pasó toda la tarde viendo tutoriales en YouTube para principiantes en el arte culinario.

Ya había mandado a sus gatos a dormir, no sin antes darles a cada uno su respectivo regalo, había comprado ropa nueva para sus gatos. A Julieta le compró un regalo también.

Julieta no tuvo necesidad de pedir permiso para ir a ver a Ed en la noche, ya que sus padres habían salido desde la tarde y dejaron una nota que decía que no regresarían hasta el día siguiente.  Aprovechó su ausencia para poder ir al centro comercial por un regalo para Ed, le había comprado un reloj, estaba ahorrando para comprarse audífonos especiales para no escuchar la bulla de los vecinos (entre eso, la música que reproducía su vecino) pero eso ya no la molestaba, así que usó el dinero en un reloj para él. No sabía qué comprarle, no sabía muy bien qué gustos podía tener un hombre, pero a su papá siempre le habían fascinado los relojes. Así que escogió uno y pidió que lo envuelvan en papel de regalo.

Ahora Julieta se alistaba para ir a la cena que Ed había preparado para ambos, se debatía entre pintarse el rostro o no, pero recordó que a Ed le gusta tal y como es, así que descartó la idea de maquillarse.

- Julieta. ¿Qué vamos a cenar?

- Ahora te preparo un sándwich y un jugo de naranja, Mateo. - le respondió a su pequeño hermano

- ¿A dónde vas? ¿Vas a ver a Ed?

- Sí, no le digas a mamá.

- ¿Puedo ir contigo?

- No, es una cena para dos. Tú ya tuviste tu momento romántico del día con tu profesora.

- Por favor. Por favor. Por favor. No molestaré.

- No, te quedarás aquí y dormirás temprano como un niño normal.

- ¿Quieres que le diga a papá que estás con Ed?

Luego de 20 minutos Julieta y su hermano estaban frente a la puerta de Ed.

- Espero que estés satisfecho. - le dijo enojada a su hermano

- Lo estoy. - dijo sonriendo, luego tocó la puerta de Ed, él abrió y estaba sonriendo hasta que vio a Mateo al lado de Julieta.

- Hola mi amor. Hola enano. - Ed intentaba disimular su incomodidad, él había hecho planes para los dos, solos. - pasen.

- Lamento esto, pero él insistió en venir. - dijo Julieta, Mateo ya estaba sentado en el sillón de Ed.

- No pasa nada. - le dio una mirada dulce - Todo está bien. Pasa, hice espagueti.

Ed colocó un plato más en la mesa para Mateo. Y luego los invitó a comer. Comieron mientras conversaban, Mateo les comentaba acerca de cómo había conquistado a la maestra.

Una vez que terminaron de cenar, Mateo estaba muy cansado, y Ed lo llevó alegremente al cuarto de invitados a que descansara.

- ¿Ya se durmió? - preguntó Julieta

- Sí, por fin solos. - dijo y sonrió, se acercó hasta ella y sacó de su bolsillo un estuche. - Toma, es para ti. Espero que te guste. - se lo entregó.

- Ed, no debiste molestarte. - dijo Julieta, pero estaba muy feliz por lo que su novio le estaba regalando. Lo abrió y descubrió un collar con una estrella dorada colgando. - Es hermoso. Gracias. ¿Me ayudas a ponérmela?

- Claro, solo voltea. - Julieta así lo hizo y Ed colocó el collar alrededor de su cuello, luego abrochó el seguro- ya está - dijo, ella volteó y él aprovechó para besarla un poco desesperado. Él hacía lo que podía para que ella lo besara de vuelta, pero comprendía que ella no sabía cómo hacerlo así que terminaba conformándose con que ella no se aparte de él.

- Ed - dijo rompiendo el beso - yo también tengo algo para ti, espero que te guste. - dijo y sacó el reloj que estaba envuelto. - Ábrelo.

- Gracias. - Ed lo abrió y vio lo que ella le había dado y le gustó mucho - Me encanta. - quiso volver a besarla, pero ella habló antes.

- Pruébatelo- dijo

- Okay, pero necesito ayuda. - Julieta lo ayudó a ponérselo - Me gusta mucho, linda.

Ambos habían ido al sofá, Ed estaba sentado y Julieta reposaba su cabeza sobre las piernas de él. Le gustaba esa sensación, Ed acariciando su cabello y ella delineaba con la yema de sus dedos cada tatuaje del brazo de él.

- Me encantas - le dijo Ed

- Tú me gustas más. - Ed agachó su cabeza para besarla, pero no sabía que ella se sentía incómoda con cada beso, quería besarlo también, pero tenía tanto miedo de hacerlo mal. ¿Qué tal si terminaba babeándolo? Prefería no arriesgarse. Ed hacía lo más bien que podía su trabajo, empezó rozando sus labios con los de ella para invitarla a hacer lo mismo, luego la besaba lentamente mientras que con su mano acariciaba su vientre por encima de la tela de su blusa. Iba aumentando su ritmo cada vez más, luego intentó hacer algo más osado. Intentó meter su lengua en la boca de Julieta. Pero ella se asustó tanto que lo empujó. - ¿Por qué hiciste eso? - preguntó, tenía el rostro rojo y los labios algo hinchados y entre abiertos, su respiración era más rápida y sus ojos estaban muy abiertos.

- Lo lamento, Julieta, yo, solo, intentaba hacer que me beses, pero no funcionó, lo lamento. - sonaba avergonzado, Julieta sintió pena por él

- Lo siento, pero si no te he besado es porque , no sé hacerlo, tengo miedo de rozar mis dientes con los tuyos, de terminar babeándote o haciendo ruidos molestos. Lo siento.

- Amor, no me importa eso, pero es sencillo, solo debes mover tus labios junto con los míos. No es complicado. Inténtalo. - Ed volvió a besarla, esta vez Julieta hizo su mejor esfuerzo por seguirlo, pero lo único que hacía eran movimientos bruscos, pero a Ed le encantaba, podía sentir su inocencia, y se sentía muy afortunado al ser el primero en besarla. - Te amo. - dijo y volvió a besarla

- Yo también te amo. - dijo Julieta, recuperó un poco de aire y volvió a unir sus labios con los de Ed.

El Raro del Tercer Piso (ED SHEERAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora