Parte 45

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Octubre.

¿Qué puedo decir? El plan va con viento en popa (como dicen los marineros). Todo está resultando como lo esperábamos, estoy casi segura que esa boda no se realizará.

Después de muchos días del nuevo plan alimenticio de Megan, fuimos por su vestido. Llegamos a una tienda de vestidos para novias que sus amigas le habían recomendado.

Quiero aclarar que el plan no es engordarla hasta que reviente, de hecho, no nos importa si es gorda o delgada, el plan va más allá de eso, ya verán.

La tienda era blanca, los vestidos blancos, las empleadas también vestían de blanco. Todo era blanco. No es por nada, pero cada vestido de ahí parecía valer más que toda mi ropa junta.

- Oh, Julieta, ¡mira ese vestido! - decía Grace cada vez que veía un vestido que le gustaba. - Definitivamente me casaré con esa cosa puesta, y también con ese, y con ese otro. - Lo digo en serio, parecía una niña en una heladería.

- Grace, no puedes usar muchos vestidos el día de tu boda. - le dije para que deje de gritar, alguien debía poner orden aquí.

- Pero me puedo casar más de una vez. - Esa no me la esperaba.

- Chicas, ¿qué opinan de ese? - Megan nos señaló un vestido demasiado hermoso. Hasta buen gusto tiene, la odio.

-Es bonito. - le dije.

- ¡Voy a probármelo! - gritó.

Y se fue a probarse el vestido, Grace aprovechó y también fue a probarse uno, aunque le sugerí que no lo hiciera, explicaré la razón: mi querida amiga suele ir a tiendas de ropa muy a menudo, se prueba la ropa que le gusta, se toma fotos así, las publica en su Facebook, y presume que tiene un ropero enorme. Su mentira se revelaría si presume vestidos de novia. Pero a ella le dio igual, y se fue a probarse vestidos; yo por mi parte, me quedé esperando que Megan termine.

- Julieta, ven, ayúdame, el vestido no cierra. - me dijo Megan, y dejé a un lado la revista que estaba viendo.

- ¿Cómo que no cierra? - le dije y fui a ayudarla.

- Ya intenté, pero no se puede subir el cierre.

Seguimos intentando, hasta que llegó Grace vistiendo como si fuera una novia.

- Julieta, ¿cómo me queda? - me dijo mi amiga.

- Di.Vi.No, amiga, definitivamente, Di.Vi.No.

- ¿En serio? ¿No te parece demasiado?

- Para nada, te queda perfecto.

- Chicas, la novia soy yo, la que se va a casar soy yo. La que tiene novio soy yo. - nos interrumpió Megan, y, auch, justo en la soltería.

- ¿Qué pasa? - preguntó Grace.

- El vestido no cierra. -le informé.

- ¿Pido en otra talla?

- Sí, corre.

Grace se fue corriendo, cuando dio dos pasos se tropezó por culpa del vestido largo, se paró y siguió corriendo. Luego llegó.

- Sólo tienen vestidos en la talla 0. -dijo cuando volvió.

- No puede estar pasando esto. - dijo Megan. - ¿Cómo se supone que me casaré sin un vestido? ¡Su plan del cuerpo perfecto es una estafa! - se notaba muy enojada.

- Tranquila - le dijo Grace, y qué suerte que intervino, porque realmente no sabía qué decirle a Megan y me estaba asustando.

- ¿Que me tranquilice? Parezco una ballena. - Okay, no era para tanto, en serio, yo la veía normal. - Ningún vestido me queda. - sentía que en cualquier momento saltaría a nosotras y nos mataría a golpes.

El Raro del Tercer Piso (ED SHEERAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora