Capítulo 1: Una historia distinta

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La tranquilidad, un estado de paz y calma que las personas experimentan durante su vida.

Ese mismo estado que había perdurado en la tierra en los últimos años desde la derrota del monstruo Cell. Ahora todos vivían una vida normal y ordinaria, una existencia, aunque monótona, muy tranquila.

Intentando deshacerse un poco de la rutina, los guerreros que combatieron contra esa criatura, decidieron reunirse nuevamente. Para suerte suya un torneo de artes marciales se celebraría en diez días, dándoles la situación perfecta para volverse a ver.

Había emoción y alegría por encontrarse, ya fuese por una u otra cosa. Algunos guerreros querían probarse en combate contra otros, ese era el caso del príncipe Vegeta que por fin tendría su combate contra el guerrero de clase baja, otros querían ver los antiguos rostros de sus amigos, como Krillin y Yamcha, algunos más querían simplemente ver que tan fuerte eran sus camaradas, siendo esta la situación del guerrero Namek.

Las brillantes estrellas adornaban todo el cielo del planeta tierra. Cuando la puerta de la familia Son se abrió, dejando ver al padre de la familia entrar con su gi de artes marciales color naranja, bastante manchado de polvo y tierra. Se adentró en la casa a paso lento, intentando evitar ser visto por su esposa.

Pasó de puntillas por el salón, pero se detuvo cuando la vio observando por la ventana, con la mirada perdida en el cielo. Suspiró abatido, sabiendo la razón de aquella acción que tanto repetía desde aquel día.

Su atención se mantuvo durante unos segundos en ella, bajando posteriormente la mirada mientras se regañaba mentalmente, si tan solo hubiese sido más fuerte aquella vez, todo sería mejor ahora, se decía una tras otra vez en sus pensamientos.

Muchísimo más lejos de esas estrellas, en un hermoso planeta totalmente verde en apariencia, la vida de un joven de cabello negro transcurría con normalidad.

El chico se encontraba en un pequeño valle, apoyando su espalda en un frondoso árbol, en tanto leía uno de los tantísimos libros de su amigo. Pasaba las páginas de su libro sin prestar toda la atención que él quisiera, sabiendo que en unos minutos sufriría como nunca. Cambió de hoja cuando la voz de su amigo y compañero lo distrajo.

—Creo que ya has aprendido suficiente —dijo—, además estos libros son muy antiguos, no creo que sea con exactitud lo que te vayas a encontrar, Gohan.

—Ya lo sé Shin, pero intento distraerme —contestó, bajando el libro y mirando las enormes tijeras que traía.

—Tranquilo no dolerá mucho —le explicó, mientras el joven de pelo negro se recostaba en el lugar.

—Ya, claro.

El ahora compañero de uno de los seres más importantes de todo el universo, temblaba nervioso en el pasto, cayendo unas pequeñas gotas de sudor por su frente mientras su corazón latía a mil por hora, en tanto el actual supremo kaiosama, se acercó a su espalda, colocando entre sus tijeras la única parte de la anatomía que diferenciaba a un terrícola de un Saiyajin, y con un rápido corte, quitó la cola de Gohan, provocando un grito que casi llega a escucharse hasta el planeta tierra.

—No fue tan difícil —dijo alegre Shin recogiéndola del suelo.

Gohan se reincorporó con los puños cerrados, volteándolo a ver con chispas en los ojos y una vena sobresaltada en su sien, furioso por el comentario. Por supuesto que había sido difícil, casi queda sin voz al sentir ese horrible dolor invadiendo su cuerpo.

Antes de que Gohan tuviese tiempo de asesinarlo por su comentario, Shin, le informó de lo realmente importante.

—Recuerda la misión, intenta acoplarte a los humanos para pasar desapercibido en el torneo, por eso hemos hecho esto —le recordó, mostrándole su cola.

Dragón Ball: Otra Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora