La práctica y la paciencia de años tirada a la basura en un momento. Todos sus esfuerzos destruidos en milésimas de segundos. Shin se sentía abatido sin esperanzas de un buen futuro.
El creyó que la paz reinaría mientras su aprendiz Gohan combatiera. El chico era la llave de la paz del universo, su confianza en el joven era tanta que incluso tenía la idea de hacerlo ocupar el puesto de Gran Kaiosama al terminar esto.
Pero ahora pensar en el futuro sería una pérdida de tiempo. Lo importante radicaba en el presente, donde una bestia Majin llamada Cade amenazaba con terminar la vida como la conocían.
Saliendo de sus pensamientos de tristeza y preocupación observó la actual situación. Su discípulo había sido llevado al interior del templo al igual que el guerrero Vegeta, tras decidir que lo mejor para todos seria guardar las semillas del ermitaño para una situación desesperada. Por ahora podían permitirse que Dende los curase y posteriormente descansasen durante un tiempo.
Mientras esas ideas inundaban la mente del ser supremo, Goku se encontraba platicando con Piccolo sobre la opción idónea para esos momentos. El Namek había ocupado los primeros minutos de la conversación en explicarle a grandes rasgos lo que había ocurrido en el lapso de tiempo donde él no estuvo presente.
—Ya veo. Con que eso fue lo que pasó. Si ustedes tres no fueron capaces de hacerle nada, significa que estamos ante un enemigo increíble —Piccolo asintió.
—Quien sabe cuánto tiempo tarde en encontrar este lugar —suspiró el namek viendo hacia el horizonte —. Pero te aseguro que no será mucho.
Al contrario de cualquier gesto negativo que sería lo esperado, el guerrero saiyajin sonrió colocando ambas manos en la cadera.
—Pues que se le va hacer, yo quería dejarlo para otra ocasión, sin embargo creo que no se va a poder.
—¡¿Pero de qué diablos hablas Goku?! —cuestionó atónito.
—Piccoro, sabes que solo hay una solución en momentos como estos —El Namek seguía sin comprender —. ¡La habitación del tiempo! Ahí podremos entrenar todo lo necesario para hacerle frente a este tal Cade.
—Vaya Goku se nota que eres un genio cuando te conviene —Ambos guerreros soltaron una pequeña carcajada, llevándose Goku la mano detrás de la cabeza en su clásico gesto.
—Lamentablemente solo dos personas pueden entrar. Pensaba convencer a Gohan de entrenar conmigo una vez esto terminara —admitió caminando hacia a la orilla del lugar seguido de su acompañante —. Aunque ahora será mejor que tú entres con él una vez despierte.
—¡Que! ¿Por qué quieres que entre yo?
—Algo me dice que tú serías un mejor maestro. Además si Cade aparece alguien tendrá que ocuparse.
—Entiendo tu punto, está bien yo lo hare.
—Te lo encargo Piccolo, posiblemente el destino del universo dependa de ustedes —dijo mirando directamente a su antiguo enemigo.
Las últimas palabras provocaron en Piccolo una sonrisa que mostraba un poco de ironía. Nunca imaginó que el destino lo pondría a cuidar y entrenar al hijo del que fue su más grande enemigo.
—Bueno, será mejor que me vaya, tengo que traer a todos aquí antes de que ese par haga algo malo—comentó Goku colocando dos de sus dedos en la frente.
El Namek solamente se quedó quieto observando como desaparecía el saiyajin, regresando cada cierto tiempo acompañado de alguien. Bulma, Trunks, Milk, Goten, Yamcha, Krillin, Dieciocho y Marron llegaron al pasar del tiempo.
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Dragón Ball: Otra Vida.
Fanfiction¿Qué hubiese pasado si Raditz derrotaba a Goku? Después de la llegada de Raditz a la tierra y de su victoria sobre su hermano, este decidiría dejarlo vivir. Sin embargo, opta por llevarse al hijo de su familiar con la intención de convertirlo en un...