Catorce años antes...
Las estrellas brillaban con fuerza en el firmamento, siendo estas observadas por un pequeño niño no mayor de cinco años que se acurrucaba cerca de una fogata improvisada, que el mismo había construido, bostezando bastante casado por el ajetreado día que tuvo.
Después de unos minutos sus pequeños ojos finalmente se cerraron, dando paso al mundo de los sueños, o al menos así fue hasta que un fuerte ruido despertó al infante. El chico se levantó de un salto, tomando una pequeña espada de madera creada por el mismo.
Caminó por el denso bosque sin saber exactamente a donde iba, solamente se guiaba por algunos estruendos que se escuchaban cada cierto tiempo. Desde que esos sujetos lo dejaron en ese lugar, él lo había explorado a detalle, no obstante existían zonas a las cuales todavía no iba.
Después de andar por un rato los ruidos se intensificaron. Solamente una montaña lo separaba de aquel extraño suceso. Con agilidad se aferró a la gran piedra, escalándola con una rapidez osada, llegando a la cima en cuestión de segundos.
Al estar en la punta, la visión que se le presentó lo dejó anonadado. El hombre que hace tiempo lo alejó de su familia yacía de rodillas en el suelo, con su brazo derecho muy ensangrentado mientras jadeaba exhausto, estando enfrente de él un sujeto de baja estatura, con una especie de coraza y casco orgánico con dos cuernos de pequeño tamaño.
El ser de pequeña estatura se acercó a su adversario, propinándole un golpe en el pecho, haciéndolo caer al suelo derrotado.
—Te lo preguntare una última vez —colocó su pie en la cabeza del hombre haciendo presión —. ¿Dónde se encuentra ese chiquillo?
—Vete al infierno Freezer—soltó una risilla cansada.
El atacante presionó con más fuerza, haciéndolo gritar de dolor.
—Sabes Raditz, siempre has sido un idiota —Quitó su pie de la cabeza del hombre, tomándolo de los cabellos hasta que este fuese capaz de verlo a los ojos —. Aunque nunca te creí capaz de proteger a alguien más, es muy tierno de tu parte.
Sonrió con cinismo.
»Lamentablemente odio lo tierno.
Colocó su dedo índice cerca de la garganta de Raditz, creando un rayo de color rojo.
—Adiós.
El haz de luz se intensificó listo para terminar con la vida del saiyajin. Cuando sin previo aviso el demonio del frio recibió un duro impacto en la mejilla derecha que lo mando a volar varios metros lejos de ahí.
Raditz regresó su mirada hacia el responsable de haberle salvado, descubriendo que se trataba ni más ni menos que del pequeño niño que había estado observando desde hace rato el combate.
El infante mostraba un rostro lleno de enojo, pese a no ser su amigo, él no soportaba ver ninguna clase de tortura.
—¡Idiota! —gritó desde el suelo el saiyajin —. ¡Huye de aquí!
Al escucharlo todo el ánimo que había juntado el niño se esfumó, retrocedió asustado, hasta que algo impidió que siguiera con su acometida. Volteó encontrándose con el emperador del mal que sonreía con cinismo.
Freezer lo tomó del traje, levantándolo varios centímetros del suelo, observándolo atentamente durante unos instantes.
—Por fin te encontré Gohan—acarició el rostro del niño con una mano —No sabes los problemas que podrías causarme, será mejor que termine con tu patética vida de una vez por todas.
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Dragón Ball: Otra Vida.
Fanfic¿Qué hubiese pasado si Raditz derrotaba a Goku? Después de la llegada de Raditz a la tierra y de su victoria sobre su hermano, este decidiría dejarlo vivir. Sin embargo, opta por llevarse al hijo de su familiar con la intención de convertirlo en un...