4.

80 6 0
                                    

Salió apresurado de aquella casa, con sus ropas a medio acomodar y lágrimas aun resbalando por sus mejillas, tomó un taxi camino a su casa, luchó durante este trayecto por arreglar su ropa intentando lucir normal para el momento en que llegara, para su suerte, se encontró con su hermana en la puerta.

— Dante —se asustó al verlo ahí—¿Qué mierda te paso?, ¿Acaso te peleaste otra vez?, ¿Estás bien?— 

— Estoy bien, solo vete, ¿No vas de salida? — su hermana miró su celular para enseguida echarse a correr.

Apenas entró se dirigió a su habitación, debía bañarse, se sentía sucio, asqueado consigo mismo, las lágrimas volvieron, había pasado tiempo desde que esa sensación de impotencia corrompía su pecho, una vez salió buscó un suéter que lograra cubrir las marcas en su cuello, encontró uno y se decidió por ese, tomo algo más de ropa y se cambió por esta.

— Creo que esto debería ser suficiente — hablo para sí mismo, se miró en el espejo — no, hay una que aún se ve — suspiro — le pondré un curita — rebusco en su cajón hasta dar con una y con cuidado se la puso.

Se sentó en su cama, estaba enojado, había dejado que volviera a ocurrir lo mismo que años atrás. Fue usado y de alguna forma lo permitió. Pasó minutos hundido en sus pensamientos y recuerdos de lo ocurrido atormentandolo. Ya no era tan estúpido como antes para dejarse llevar otra vez, estaba enojado consigo mismo.

¿Por qué debía ser el único soportando aquello?

Entonces una idea cruzó su mente, sonrió para sí mismo. ''Puede que sea divertido''.

Tomó su celular y mandó un mensaje a uno de sus contactos [Creo que próximamente voy a tener un tiempo entretenido].

Al día siguiente cuándo Dante llegaba a su facultad, encontró a Leo de pie justo en la entrada principal, esperando por él, cruzando miradas. Lo esquivo, no quería verlo, escuchó pasos detrás de él segundos después tocó su hombro, cosa que hizo voltear al pelirrojo mientras intentaba poner distancia.

— No me toques — no se esforzó por ocultar su desprecio.

— ¿Vas a ser así después de haberte escapado? No olvides con quién estás tratando, ¿en serio crees que te dejaré escapar una segunda vez? —.

"No, tu no olvides con quien estas tratando" pasó por su mente

— Yo sé con quien trato, pero ¿y tú?—sonrió — si lo que quieres es un juguete, necesitarás a alguien igual de enfermo que tú — se dio la vuelta dispuesto a irse, ya había llamado suficiente la atención, pero fue nuevamente detenido antes de que pudiera caminar lejos de ahí. 

—Quiero que vuelvas a ser mi novio —.

— ¿Es una puta broma? — quiso reír— ¿Por qué mierda querrías volver a ser mi novio? — respondió completamente confundido —¿esperas que acepte así de fácil? —.

Leo se quedó en silencio algunos segundos, algo había cambiado, Dante nunca fue alguien realmente dócil, pero de alguna forma siempre había aceptado sus deseos.

—Yo— dudó en cómo seguir — esperaré, no haré nada que no quieras —.

Los mismos pensamientos que estuvieron en su mente el día anterior, habían resurgido, contuvo su sonrisa.

—Está bien, si sirve para que te canses de mí y dejes de estar obsesionado conmigo, esta bien—

"Pero como intentes hacer algo de nuevo, me encargaré de dejarte medio muerto".

Los ojos de Leo se abrieron por la sorpresa, un brillo apareció en ellos, a la vez que sus labios se curvaban ligeramente. Dante miraba complacido la reacción del menor "es como un perro muy grande y fácil de engañar" pasó por su mente.

LOVE ALONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora