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La época de los trabajos en equipo empezaba en la universidad, Dante no tenía más opción que trabajar en su tarea quedándose más tiempo de lo usual en la universidad. No era particularmente alguien demasiado social, pero los trabajos lo obligaban a serlo. Había notado que solía correr ciertos rumores , especialmente ahora que solía tener golpes que no podía ocultar, ocasionando que tuvieran cuidado excesivo cerca de él.

Acomodados todos en una mesa de la biblioteca, sacaron sus libros y computadoras, algunos estaban nerviosos por su presencia, soltó un suspiro y volteo con su equipo — ignoren lo que sea que hayan escuchado sobre mi — saco sus lentes colocandoselos — solo trabajemos en esto —.

Compartían un archivo sobre su tarea,  Cada uno hacia su parte y los demás se preguntaban entre sí. 

—Sobre esto...— le habló el chico junto a él, leyó lo que le mostraba y tras pensar unos segundos le pasó uno de los libros que tenía. 

— Recuerdo haber leído algo sobre eso en este libro — le dijo — aunque no recuerdo exactamente en qué parte— sonrió y regresó a su trabajo. 

Sus compañeros de alguna forma se sentían más tranquilos y con mayor libertad de preguntarle cosas. 

Pasaron varias horas hasta que terminaron un buen porcentaje de la tarea, decidieron continuar al siguiente día. Dante recogía sus cosas dispuesto a irse, cuando el chico de antes se le acercó a preguntarle acerca de un libro, arrancó un trozo de papel de su cuaderno y escribió allí su número de teléfono y se lo entregó — lo siento, tengo que irme, te digo por mensaje — respondió apresurado antes de que su cabello fuera jalado y Leo apareciera detrás de él, se quejó — te dije que esperaras afuera de la biblioteca —. 

—Lo hice, pero no salías, así que seguramente estabas coqueteando con alguien— volteo con hacia el chico que hablaba con él — no estaba tan equivocado —.

Observó cómo sus compañeros de equipo le decían al chico que se alejara de ahí, hizo un ademán de disculpa y jaló a Leo fuera de ahí.

Estaba listo para escuchar sus quejas e insultos cuando alguien gritó su nombre.

Violet se acercó hacia él ignorando aquella mirada que Leo le dirigía a su lado  — Ayer me encontré con Noa y me pidió que te diera esto — saco un gorro de su mochila, justo el que había Sido un regalo — Y esto — le entregó un llavero — mencionó algo de que mi tía lo dejó caer la vez que se encontraron cuando compraban —.

Dante volteó con el chico a su lado, maldiciendo por lo bajo, tomó ambos objetos y los guardó rápido en su mochila — Pudo fácilmente haberlo entregado él — confesó extrañado — ¿De nuevo va a estar ocupado? —. Ella solo se encogió de hombros suponiendo que ese era el caso — ¿Todavía te vas a quedar a entrenar?— le respondió afirmativamente, entonces se quitó el suéter y se lo entregó — más tarde hará frío, úsalo — la chica hizo una mueca, poniéndose el suéter, segundos después se despidió. 

Apenas Violet salió de la vista de ambos Leo jaló a Dante hasta su auto empujándolo dentro. 

—¿Qué mierda te sucede ahora? — preguntó molesto, sobando la parte que se había golpeado.

— Dímelo tú, ¿Quien mierda es "Noa"?, ¿Por qué tenía tu gorro?, ¿fuiste de puta con él? —.

— No sé qué mierda estás diciendo, "¿De puta con él?" Piensa lo que dices, no me molestaré en siquiera dar explicaciones, aun si lo hiciera, sería más útil hablarle a la pared —.

Leo sujeto la barbilla de Dante, apretándole fuertemente, hasta que este soltó un quejido — A quien crees que le estás hablando — aumentó la fuerza de su agarre — parece ser que tendré que castigarte por ser tan grosero conmigo —. 

Dante no sabía que esperar por "castigo", ¿obligarlo a tener sexo?, ¿golpearlo?, o ¿algo más? Leo colocó los seguros y arrancó el auto hasta su casa. Una vez llegaron bajó a estirones a Dante del auto jalandolo hasta su habitación, aventándolo a la cama. 

— De nuevo — suspiró — si solo querías tener sexo conmigo debiste decirlo, ¿Para esto querías que volviera contigo?, ¿Para hacer lo mismo que hiciste entonces?, No entiendes, ¿Cierto? Pensé que ya habíamos hablado de esto — Se lo quitó de encima.

— Es tu culpa, yo no haría esto si no te pasaras moviendole el culo a alguien más, yo solo no quiero que toquen lo que es mío — lo jaló contra sí mismo. 

El celular de Dante empezó a sonar y "Noa" se leía en la pantalla, Leo molesto al ver ese nombre, le arrebató el teléfono y lo lanzó contra el suelo, provocando que este se desarmara en pedazos.

Aquella acción terminó de alterarlo.

— ¡Qué mierda te sucede! — lo empujó con fuerza, empujandolo hacía a un lado, se acercó a revisar las partes que formaban su celular, esperando una vez lo armara siguiera funcionado — te lo dije desde el comienzo, no pienso obedecer todos tus caprichos de niño mimado —. 

— ¡Cállate! — le soltó una cachetada— no dije que podías hablar — tomó el cuello de la camisa que tenía y lo obligó a chocar con la pared ocasionándole un pequeño raspón en el pómulo. 

Dante no reaccionó solo regulaba su respiración, estaba enojado, pero demostrarlo solo arruinaría todo. 

Lo encaró sin despejar la mirada de la de él, su pómulo tenía un par de gotas de sangre asomándose, pero no le importo, Leo aún lo tenía acorralado y jalando el cuello de su camisa. 

— ¿No te piensas mover? — lo miró desafiante. 

Tras unos segundos sin cambio alguno, Dante finalmente lo empujó con mayor fuerza que antes, quitandolo de su camino y rápidamente recogió sus cosas. 

— Espero que al menos pienses sobre lo que hiciste mal, otra vez — volvió a empujarlo una vez se acercó nuevamente y salió de aquella casa. 

Mientras caminaba por las calles, intentaba arreglar su celular, una vez logró encenderlo observó en su pantalla, hecha pedazos, una notificación con unas cinco llamadas perdidas de Noa, en conjunto con algunos mensajes, y se decidió a llamarlo. 

"Dan, ¿por qué no contestabas? Estoy seguro de que me asegure de que ya no estuvieras en clase"

— Si, no estaba en clase, estaba peleando con ese idiota, otra vez — suspiro — necesito comprar una bandita —.

"Dime que ahora si se lo devolviste"

— Ahora me arrepiento de no haberlo hecho, de todas formas, me fui de ahí antes de que empeorara, lo dejé como niño castigado a que terminara de hacer sus berrinches, pero, ahora mi teléfono es un desastre—. 

Escucho a Noa reírse de su comentario, "Te compraré uno nuevo, me tengo que ir, tengo que seguir revisando cosas, solo quería confirmar que Violet te entrego eso’’. 

— Si, esa fue una gran parte de la pelea, gracias — bufó — adiós —.

Al día siguiente Dante apareció con una bandita en su mejilla y un ligero moretón en la otra.

— Lo siento por lo de ayer — Se disculpó con sus compañeros — no es la mejor forma de demostrar que no soy tan problemático — sonrió

— No pasa nada— le contestó su compañera— ¿Estás bien? — solo asintió como respuesta.

Ya habían acabado la mayor parte del trabajo, por lo que en ese momento habían decidido revisar los detalles que pudieran haber, cuando un chico se sentó junto a ellos, llamando la atención de todos excepto Dante

— ¿Qué haces aquí? — fue lo único que dijo el pelirrojo sin despegar la mirada de la computadora. 

— Vamos a juntarnos en mi casa, cuando acabes — notó la bandita en su mejilla — en serio, golpéalo de una buena vez — volteo con los compañeros de su amigo — hola — les sonrió. 

— Déjalos, ayer los asusté por culpa de Leo — finalmente volteó hacia Brendan — está bien, necesito distraerme de todas formas —. 

—Te esperaré— se recostó sobre la mesa— despiertame cuando acabes, no tardes —. 

LOVE ALONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora