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Acostado sobre su cama, viendo al techo su mente empezó a recordar aquellos momentos en su último año de preparatoria, cuando recién había comenzado salir con aquel niño extrovertido que lo perseguía a todas partes.

Dani había sido gracias a quien tuvieron el primer contacto, iban a la misma secundaria, y Leo recién había tomado interés en ella, pero esto poco duró, pues notó a su hermano mayor y algo en él se alteró.

Solo se toparon un par de veces antes de que el año terminará y él dejará de asistir a la misma escuela que ella.

Cuál fue su sorpresa cuando ahora asistía a la misma escuela que el chico que había captado su atención.

Dante notó su interés, pero lo rechazaba cada vez que lo intentaba.

Pero, tras un tiempo, los persistentes intentos del chico finalmente fueron correspondidos.

Como cualquier romance adolescente todo había empezado bien, Leo era bastante bueno con él, se emocionaba cada vez que se encontraban, muy fiel y tierno solo cuando estaban solos.

¿En qué momento aquel romance adolescente se convirtió en una pesadilla?

Tal vez la falta de comunicación o que había tardado mucho para darse cuenta de que las bromas sus amigos aumentaban la inseguridad en Leo. Cual sea la razón Leo no volvería a ser el mismo con él.

Parecía que el niño amigable con el que había aceptado salir, se había ido, para no regresar.

Todo iba simplemente de mal en peor.

Se convirtió en alguien simplemente tóxico, aire contaminado que le impidió respirar, hasta que la necesidad de oxígeno le dio la voluntad para salir de ahí.

Aquel día llegó demasiado lejos, su cuerpo, marcado por moretones y una herida sangrante, esperaba bajo la lluvia el auxilió de Noa.

Débil, confundido y asustado, fue el estado en que Noa lo encontró fuera de su casa. Ni siquiera recordaba el cómo había llegado hasta ahí.

En el tiempo que tenía conociéndolo nunca lo había visto tan débil, tan frágil, ¿por qué se había empeñado tanto en sostener aquella relación? Se acercó a rodearlo entre sus brazos, sintiendo su cuerpo temblando.

Una vez reaccionó, lo guío hasta el baño, dónde lo cubrió con una toalla, ayudándolo a secarse, buscó la secadora de pelo.

Dante empezó a desabotonar su camisa y lentamente la sacó, dejando ver varias heridas ya cicatrizadas y una herida aún con restos de sangre en su hombro, Noa observó la forma de esta, "una mordida", acercó su mano a esta, un quejido de dolor se escuchó.

Busco un botiquín de primeros auxilios y empezó a tratar la herida, escuchando los gemidos de dolor, que, aunque intentaba contenerlos aún podían escucharlos.

El dolor le había robado la poca energía que tenía.

—¿Por qué no preguntas qué fue lo que pasó?—

— No estoy seguro si estás listo para hablar de eso, pero no tienes que explicarme si no quieres, sabes que yo no te obligaré a nada — el comentario causó una pequeña sonrisa en Dante —¿debería destrozar por ti al niño? —.

— Ya no quiero tener nada que ver con él— 

LOVE ALONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora