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Aquel pasillo lleno de estudiantes indicaba un cambio de hora, incluso el camino a la cafetería estaba repleto. Ni bien lograron conseguir asientos, murmullos en las mesas a su alrededor comenzaron a resonar en sus oídos. 

— ¿Qué sucede?, ¿De que hablan todos? —  desesperado tras algunos minutos de escuchar a su alrededor y no entender nada, finalmente volteo. 

Cruzar miradas con aquel sujeto le puso los pelos de punta, en alerta, lo conocía y perfectamente, cómo no hacerlo si habían salido juntos anteriormente, el tiempo suficiente para no querer volver a tener algo que ver con él, por el contrario, el chico, al notarlo, sonrió con malicia en su dirección. 

Se apresuró a sí mismo y a sus amigos, quería alejarse de ahí, lo más pronto posible. En cuanto salieron aquella presión sobre su pecho finalmente se aligero, más no por mucho tiempo, apenas sus amigos se alejaron fue rápidamente acorralado. 

—Ha pasado un tiempo — aquella sonrisa le era inquietante — ¿Aún no te has cansado de huir de mí? — 

—Creí haber sido claro, cuando dije que no quería volver a verte — retrocedió un paso —¿Puedes hacernos un favor y no molestar? — 

Aquella expresión denotaba lo mucho que disfrutaba la situación. 

Tal vez era porque inconscientemente recuerdos habían inundado su mente que su cuerpo no reaccionaba como normalmente lo haría, no le gustaba sentirse inferior debido a la ansiedad que estar cerca de él provocaba. 

— Leo, hazme un favor y piérdete — lo empujo suavemente abriéndose paso. 

Su día meramente decente ahora estaba manchado por su ex. 

Aún cuando las clases habían terminado, su humor no parecía mejorar y sus amigos lo notaron, incluso olvidó sus intentos por dejar de fumar, teniendo un cigarrillo entre sus labios cada vez volteaban en su dirección. 

— Voy a regresar, olvide algo — apagó el cigarro y de nuevo se adentró en el edificio. 

Caminó de nuevo por el pasillo considerablemente más vacío, hasta aquel viejo casillero que había rentado ese semestre, tomó algunos libros aventándolos dentro de su mochila, acomodó todo nuevamente y un estruendo a su derecha lo hizo voltear. 

— Qué coincidencia, ¿No lo crees? Nos volvemos a encontrar — al notar su intento de esquivarlo le obstruyo el paso con su cuerpo — vamos, ¿Realmente vas a seguir huyendo? — continúo avanzando, acorralándolo cada vez más. 

Con su espalda chocando contra la pared, sudor frío resbala por su cuello bajando lentamente por su espalda, cada vez que lo sentía acercándose más. 

— No están tus amigos contigo, ¿Ya saben todo?— 

— No hay nada que merezca ser contado, realmente no quiero nada que tenga que ver contigo, además no es como si alguna vez me hubieras hecho falta — sonrió, antes de empujarlo fuera de su camino — aunque ese no parece ser tu caso.

Leo soltó una carcajada y aquellos ojos azules brillaron con malicia, amaba esa parte de Dante que ponía resistencia. Jalo de su brazo, regresandolo a la posición que se encontraba antes y con él entre sus brazos susurró a su oído.

— ¿Realmente me vas a decir que no quieres volver a intentarlo? Te retorcias en placer cada vez — aquella sonrisa sólo lograba emanar recuerdos poco gratos, memorias desagradables y que aquellas viejas cicatrices ardieran nuevamente.

LOVE ALONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora