El tiempo a pasado y Satoshi regresa a Kalos donde comienza una nueva vida.
Motivado con la idea de ser un Maestro Pokemon, se reune con sus antiguos compañeros de la region ademas de conseguir una nueva compañera.
Ahora los entrenadores se deberan...
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—¡Nii-Chan!.—Gritaba un a pequeña con bastante alegría.
—¡Maxinne!, ¡¿Cuantas veces tengo que decírtelo?!, ¡No debes de explorar tu sola!.—Regaño a su pequeña hermana con bastante preocupación disfrazada en furia.
—No te enojes Steven, ademas no estaba sola.—
—¿Enserio piensas que me tragare el cuento de que Articuno te visita seguido en el bosque?, he perdido ya la cuenta de la veces que me sueltas tal irreal excusa.—
—¡No es una excusa, el realmente viene a explorar conmigo!.—Reclamo Maxinne al notar la insistente denegatoria de su hermano a creerle.
—Madre y Padre están buscándote, deberías de pensar en una mejor excusa.—Soltó algo serio mientras se giraba para adentrarse a la mansión.
El pánico se apodero del pequeño rostro pálido de la niña, sabia que sus padres eran bastante estrictos y el castigo que le esperaba no seria para nada leve.
Para su buena suerte, en ese justo momento el Sr. Stone estaba teniendo una conversación de negocios con un extranjero.
Un hombre alto de cabello naranja como si fuese la llama de algún Pokemon, semblante intimidante y con bastante presencia.
—Es el señor extraño.—Susurro la pequeña mientras se ocultaba tras su protector hermano mayor.
Maxinne lo había reconocido al instante, era aquel misterioso hombre que se había encontrado en el bosque, aquel que Articuno miro con desconfianza.
—Nii-Chan, ese hombre me da miedo.—Confeso una vez se encontraban en el patio de la mansión.
—¿Como puede darte miedo alguien que apenas conoces?.—Pregunto con confusión.
—No me gusta que este aquí, ¡quiero que se vaya!.—Soltó "inexplicablemente" aterrada.
Para Steven el comportamiento de su hermana era bastante extraño, aquel hombre no había, si quiera, entablado alguna sola palabra con ellos, ¿por que sentía tanta repulsión entonces?
—Tranquila Maxinne, yo jamas dejare que te hagan daño.—Dijo mientras la abrazaba.
Lo único que se quedo grabado en su mente fueron fragmentos borrosos de varios hombres atacando su hogar, y los desgarradores gritos de su hermana pidiendo con todas sus fuerzas que no se la llevaran.
Pidiéndole a su hermano que la salvara.
Que cumpliera su promesa.
Aquel trágico día su hermana había sido secuestrada.
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