El tiempo a pasado y Satoshi regresa a Kalos donde comienza una nueva vida.
Motivado con la idea de ser un Maestro Pokemon, se reune con sus antiguos compañeros de la region ademas de conseguir una nueva compañera.
Ahora los entrenadores se deberan...
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La región de Hoenn, un lugar tropical en donde habitan miles de Pokemon, en esta región la paz reina la mayoría de las ocasiones, sin embargo no todos los habitantes de esta región son plenamente felices.
En una plaza de una ciudad, se encontraba un pequeño niño caminando solo, su ropa se encontraba desgastada, sus pequeñas manitas estaban sucias y tenían pequeñas cortadas, tenia su ojos llorosos y una clara expresión de tristeza.
—Disculpe señora, podría darme una moneda, tengo mucha hambre.—Dijo el pequeño débilmente.
—¡AHG!, no, y por favor retírate estas ensuciando mi espacio.—
El pequeño bajo la mirada mientras se retiraba lentamente del lugar, mientras caminaba iba presionando su estomago con ambos brazos pues el hambre comenzaba a ser insoportable.
Rendido se sentó en una de las bancas del parque, mientras miraba con tristeza como los niños jugaban con sus padres y como iban degustando dulces, helados, pastelillos y otras delicias mas, cosa que el nunca podría tener, pues estaba solo en el mundo.
Una tormenta amenazaba a la región, las primeras gotas caían del cielo, la gente se apresuraba a refugiarse o simplemente abrían sus enormes paraguas, el solo se quedo mirando el cielo, mientras la lluvia comenzaba a mojarlo completamente, era el único momento en el que podía llorar todo lo que quisiera pues la lluvia se llevaba sus lagrimas.
Al día siguiente....
—Si ya lo se tenemos mucha tarea que hacer, no te preocupes yo tengo todo bajo control....¿eh?, Te llamo mas tarde adiós.—La joven guardo su celular y se acerco a la banca donde se encontraba el pequeño dormido.
Estaba empapado, la chica se acerco a el para ver si estaba bien, pero cuando lo toco se dio cuenta de que el pequeño niño estaba Helado, su respiración era muy débil.
—No puede ser, ¡alguien ayúdeme por favor!—Grito llamando la atención de todos.
Rápidamente los ciudadanos se acercaron al pequeño, fue cuestión de minutos para que una ambulancia llegara y se llevaran al niño a un hospital.
Unas horas después el niño despertó, lo primero que vio fue a la chica que se encontraba sentada en un sillón dentro de la habitación.
—Que bien ya despertaste, ¿como te sientes?—Pregunto dulcemente
—¿Eh?, ¿que hago aquí?, ¿tu me trajiste?—
—Así es, me sacaste un buen susto, ¿por que estabas durmiendo en esa banca bajo la lluvia?—
—Yo no tenia a donde ir, señorita yo no puedo estar aquí, no tengo con que pagar.—
—Tranquilo, yo ya eh pagado, ahora lo único que importa es que te recuperes.—
