Capítulo 9: La despedida.

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Cuando abrí la puerta me encontré con Robin, Ryan, mi madre y mi padre. Ellos se emocionaron al verme y Robin gritó. 

-¡Estás hermosa, April! -dijo Robin. -¡Dios! ¡Tenía años que no te veía así! 

Le sonreí y la abracé. 

Luego abracé a Ryan, quien se emocionó al igual que su madre. 

-Hija... -me miró con orgullo mi madre, lo que me aguó el corazón porque desde hace años no me veía con otra mirada que no fuera de preocupación. -Estás hermosa. 

Le sonreí abiertamente y ella peló los ojos. La abracé fuertemente lo que la dejó estática por unos momentos. Y luego me abrazó fuertemente.

Cuando nos separamos vi como dos lagrimas caían por su mejilla, y le sonreí en forma de aliento.

-¿Por qué lloras, Linda? -le pregunté.

-No te he viste en solo tres semanas, ¿qué te sucedió? -me preguntó.

-No lo sé, mamá. 

Luego abracé a mi padre quien también estaba sonriente. 

 Cuando entré con ellos me acordé de Finn, y como Robin mi mamá y mi papá se quedaron inmóviles viéndolo. Quien aún no se había percatado porque estaba de espalda a ellos sirviendo más galletas para Ryan. 

Cuando se volteó se quedó igual de helado por las miradas que le echaban. Yo me moví hacia donde estaba él y lo atraje para que estuviera más cerca de mi familia.

-Mamá, papá él es Finn. -les presenté a Finn quienes no movieron ni el parpado. Finn a mi lado no dejaba de ver a mi padre quien aún confundido, no despegaba la mirada amenazadora que tenía. 

-¡Oh Dios! ¿Lo invitaste? -preguntó Robin quien estaba más que emocionada. Seguramente me preguntaba más tarde si había dormido con él.

Robin se lanzó hacia Finn abrazándolo pero él aún no quitaba la mirada de mi padre. Lo que me causaba risa. 

Luego Robin se fue junto a su hijo a comer las galletas que había comprado.

-Hola señores Campbell, soy amigo de su hija. -se presentó Finn alargándole la mano a mi madre, quien la ignoró y lo abrazó. 

En ese momento desee que la tierra me tragara. 

Seguramente diría algo como "¿De verdad eres amigo de mi niña? ¡Que bueno!"

-¡Dios! ¡Que guapo eres! ¿De verdad eres amigo de mi nena? -preguntó mi madre viéndolo.

Fue peor. 

-Si, señora. -le dijo él ofreciendo la hermosa sonrisa que tenía. 

-¡Es excelente! -dijo ella. 

-De verdad, lamento si los incomodo, me puedo ir si quieren... -empezó a protestar Finn.

-¡Por supuesto que no! -le interrumpió mi madre. -Quédese lo que quiera, muchacho. 

La verdad mi madre, hablaba como vieja. Pero era una mujer que parecía 10 años menos de lo en realidad tenía. Y solo tenía 49 años.

Luego mi madre dejó tranquilo a Finn, quien ahora se presentaba con mi padre. 

-Un gusto conocerle, señor. -dijo Finn sonriendo. 

Y ahí mi padre quitó su cara amenazante. 

-Lo mismo digo. -le dijo mi padre a Finn sonriendole.

Finn se relajó demostrativamente lo que me dio mucha risa. 

-¿De qué rayos te ríes? -me pregunta Finn viéndome, también riéndose. 

La Aventura de la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora