Capítulo 35: Estrellas.

307 14 0
                                    

Estaba exausta.

Habíamos recorrido todo el parque Griffith. Por internet no se veía tan grande, pero caminar por todo el parque la verdad cansaba.

Quedé maravillada con su hermosa composición. Habían ríos y muchos árboles con grandes zonas verdes. Como era de esperarse de un lugar turístico, estaba lleno de familias paseando, de parejas, de niños corriendo por ahí.

Era realmente lindo, recalcando que yo jamás había visto o ido a un parque. Nunca me llamó la atención porque habia mucha grama, y perros. En toda mi vida, he odioado la naturaleza.

Detesto a los mosquitos, a los bichos, a las hormigas. Los detestaba. No me gustaba estar rodeada de esos seres, y me estresba. Por esa razón nunca quise ir a un parque, sentía que iba a sufrir más de lo que disfrutaría.

Sin embargo, este parque era realmente hermoso. Y mientras nos sentamos en la grama Finn y yo, no nos encontramos con ningún insecto gracias a todos los santos de la tierra.

Luego, nos dirijimos al Museo de Griffith en donde nos posicionamos en el planetaría donde estamos ahora. Viendo las estrellas acostados en el suelo. En el planetario, te colocan unos lentes y es como si estuvieras en el cine.

Podría decir que estabamos descansando nuestra espalda de tanta caminata. Pero, la vista era totalmente hermosa. Estaba agarrada de manos con Finn lo que la hacia aun más especial que nada.

No podía evitar sentirme feliz. Porque todo esto parecia un sueño, en algun momento tengo que despertarme.

-¿Te gusta esto? -pregunta Finn a mi lado.

-Me encanta. -me sinceré.

Recogimos todo para salir del hotel y colocar todo en el auto. Esta era nuestra última noche en Los Angeles y Finn me sugirió ir a comer. Pero no comer en un restaurante de primera.

Vamos a ir a un lugar en donde venden hamburguesas, pero no es Mc'donalds ni Burger King. Era un sitio de comida, el cual no parecia muy limpio, sin embargo, Finn me obligó a ir.

Cuando entramos no había mesas disponibles, así que nos sentamos en unos bancos con vista hacia la ventana. No era una mesa común, pero por lo menos había donde comer.

Siempre fui maniática respecto a la comida. He probado muy pocas cosas, y muy pocas cosas me gustan. No me gusta comer en la calle, porque aunque sea un restaurante de primera yo no estoy en la cocina viendo que le agregan a la comida.

Nunca me gustó.

Pero hoy, Finn me convenció que comer en lugres así era parte de viajar. Estaba segura de que eso no era verdad, pero igual acepté venir.

-Si me causa una reacción alérgica esta comida. -me pausé para mirarlo. -Será únicamente tu culpa, y te demandaré a ti.

El rio fuertemente.

-Lo acepto.

Esperamos que alguien de los camareros viniera a pedir la orden. Y cuando se acercó, era una chica que al ver a Finn casi se le salen los ojos de su lugar predeterminado.

-¿Qué quieren comer? -preguntó esta sin despegar la vista de Finn.

Bufé. ¿Es que iba a ser así siempre que salieramos?

-Dos hamburguesas grandes y una con doble queso. -ordenó el.

¿Estaba demás decir que tenía más o menos 10 años sin comer una hamburguesa?

Eran grasosas y asquerosas.

-¿Nada de beber? -preguntó ella.

Finn sin prestarle mucha atención leía el menú.

La Aventura de la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora