Capítulo 15: Se quedó.

380 22 3
                                    

Me besó tan intensamente que deseé que llegáramos a más que eso. Deseaba que avanzara, que me tocara. Necesitaba sentirlo unido a mi, pero él simplemente se quedaba tanteando terreno, cosa que me gustaba.

Solo que desearía que fuera otra cosa.

Cuando nos separamos por falta de aire, sentí la necesidad de volver a juntarles, y como un perro, lo hice. Pero está vez levanté mis manos y las posicioné al rededor de su cuello. Él en respuesta de mi acto me agarró por la cintura uniéndome a él.

El beso cada vez era más intenso, como ninguno. Me dejaba desear y fantasear con un montón de cosas. No quería separarme de sus labios, nunca. Era lo más rico que había probado jamás.

Cuando las cosas se pusieron más calientes de la cuenta me separé en contra de mi voluntad, porque yo quería que me tocase, yo quería que me desvistiera. Pero, no pude evitar recordar el suceso en casa con el pobre niño.

Él que estaba con la respiración agitada, empezó a negar con la cabeza.

-No te disculpes, April. -me dijo él. -Sé lo que pasaste, no quiero esperar a que te me lances así.

Su sonrisa era animada, pero estaba segura de que él estaba tan necesitado como yo.

-Gracias. -le agradecí.

-No tienes que agradecer, es totalmente comprensible.

-¿Qué hora es? -pregunté intentando cambiar de tema.

-Son las 10:00 pm. -dijo él abriendo los ojos. -Creo que debo irme, ya.

Lo miré sin decir nada, dándole a entender que eso era lo que quería. Pero, la realidad era que no era así. Deseaba con todas mis ganas que se quedara, pero mi boca no articulaba palabra alguna para decirlo.

Él se levantó del sillón y se encaminó a la misa de la sala a buscar su mochila.

-¿Quieres quedarte a dormir? -pregunté de sopetón.

Él se detuvo en seco sin voltear, y sin mover un solo musculo. No se movió por un buen tiempo, el mismo tiempo que me dio pensar que era lo que le estaba pidiendo.

Tal vez no quisiese analizarlo, pero era la verdad. No estaba del todo segura de que fuera una buena idea. Pero, de lo que estaba segura era que eso era lo que quería. Con toda mi alma.

Él después de unos minutos, volteo todo su cuerpo lentamente, y me sorprendió con una cara anonada. Luego solo subió un poco la comisura derecha de su labio.

-¿Quieres que pase la noche en tu casa, chica? -preguntó.

-Puede ser. -respondí.

Subió una ceja mirándome expectante.

-¿Qué haríamos? -preguntó él. -¿Jugamos a las escondidas?

-Podrías enseñarme a hacer galletas. -sugerí.

-¿A esta hora? -preguntó sonriendo.

Yo bajé la cabeza con vergüenza.

-Tal vez mañana, es sábado. -le dije, dándole a entender que quería que pasase el fin de semana conmigo.

Su cara pasó por varias etapas, la primera fue sorpresa, la segunda alegría y la tercera todavía no la descifraba.

-Te enseñaré mañana. -me prometió sonriendo alegremente.

Yo le sonreí con más alegría que nunca, pero tratando de mantener mi compostura.

-¿Dónde dormiré? -preguntó él.

La Aventura de la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora