Después de que Finn me contagiara con sus fantásticas canciones, llevo manejando más de 4 horas.
He estado emocionada, puesto qué he visto tantas fotos de L.A en internet y en las redes sociales, en sesiones de fotos. La verdad está en todos lados, estoy ansiosa por ir.
-¿Cuánto falta ahora? -pregunté.
-7 horas.
Di un chillido de emoción.
-Hemos reducido las horas. -le dije sonriendole.
Él se queda callado por unos minutos, ignorando mi emoción.
-¿No quieres que conduzca? -pregunta.
-Estoy bien así. -respondo, sin despegar la mirada de la carretera.
Pero puedo ver perfectamente por el costado del ojo, cómo Finn me observa desde su posición. Está sentado de manera relajada, y aunque sea tan grande, me sorprende que haya logrado pontar la pierna.
Él lleva más de 20 minutos callado, no habla a menos que yo empiece la conversación y cuando no está observándome, está mirando por la ventana.
Entiendo que no todo el tiempo tengamos que entablar una conversación, o hacer algo y aunque es difícil de creer, el silencio no es incómodo.
No sé, si me pongo paranoica, pero estoy miedosa de que se de cuenta de que se está metiendo en un hoyo al querer estar conmigo.
Y aunque de lo más egoista, no quiero que abra los ojos y me deje, porque lo que menos quiero es perderlo.
-Eh... -musito y el voltea a mirarme.
Cuando estaba por decir algo, me quedo trancada y de mi boca no sale ninguna palabra coherente.
-¿Qué pasa? -pregunta él con su tono amable, habitual.
Pasa que parece que estuvieras en un velorio, tarado.
-¿Estamos bien? -pregunto.
Él me mira confundido y se acomoda para mirarme.
-¿A qué te refieres? -preguntó.
Yo sólo suspiré y me orillé en algún lugar de la carretera, tratando de no prestarle mucha atención a su mirada confundida.
Cuando logré estacionarme, quité la almohada de abajo de mi rápidamente y la deposité en el asiento trasero.
Descansando me recosté en el asiento mirando hacía el frente, sintiendo su mirada penetrante.
-Desde que nos montamos de los baños estás distinto. -le dije.
Hace unas horas, tenía ganas de ir al baño, así que conseguí unos baños minutos después. Finn dijo que me esperaba, ya cuando estaba lista, noté tensión entre nosotros.
Él no me miró cuándo salí, sólo se fue el al baño ye dejó sola.
Después de ese momento, he intentado sacar conversación, ni si quiera ha puesto música, ni a sugerido comer, cosa que ansio porque me muero de hambre.
-¿Distinto? -pregunta acomodandose, para mirar a la misma dirección a la que yo miraba.
-Sí, Finn. -le hablé más serio y sin tanta timidez. -Siempre que puedes revisas tu celular, atiendes llamadas, y terminas furioso con el mundo.
Esta vez si me animé a mirar su hermoso rostro, que en ese momento, no quería saber de mi.
Me dolió la furia de su mirada, aunque muy adentro sabía que no iba dirigida a mi.
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La Aventura de la vida.
Ficção AdolescenteApril tiene depresión, no confía fácilmente en nadie, no se atreve a vivir fuera del límite. Se ha convertido en una persona solitaria, incapaz de pensar por sí misma. Cumple su rutina y no sale de ella. Desde ese momento.... Finn llega a su vida p...