Capítulo 7: Las típicas suposiciones.

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-¿De verdad saltaste del tren? -pregunté horrorizada. 

-No quería estar ahí. -contestó riendo.

-¿Y por eso saltaste? ¿Estás demente? -pregunté con un toque de diversión, el cual no quise mostrar. 

-Pareces mi madre. -me dijo riendo. -Ahora no te llamaré chica, te llamaré Aguafiestas. 

Mi cara se volvió seria y él también la puso seria. Lo traté de mirar así por un rato, pero su cara de seriedad me causaba gracia. Quité la mirada para no reir, pero me salió una pequeña sonrisa. 

-¿Por qué haces eso? -preguntó viéndome esta vez sin diversión. 

-¿Hacer qué? 

-Evitas reírte, como si no te hubieras cepillado y no quieres que vea tus dientes.

Me causó risa el comentario pero no reí, tampoco opiné nada. 

-¿No te gusta tu sonrisa? -preguntó. -¿O solo te quieres hacer la dura?

No tenía respuesta para ninguna de esas preguntas, como para muchas preguntas a las cuales debería tener respuesta, ya que es algo de tu personalidad. Pero, mi personalidad desapareció, o se fue por un tiempo. 

Y no quiere regresar. 

-No.. -empecé bajando la cabeza. -No lo sé. 

El sonrió dulcemente. 

-Tienes una hermosa sonrisa, no se porque la ocultas. -me dijo. 

Sin saber que era, sentí un fuerte calor recorrer mi cara, y ubicarse en mis pómulos. 

-Te hace ver menos amargada. -añadió, y yo levanté las comisuras de los labios. 

-No sé muchas cosas de mí misma, Finn. -le dije. -No sé nada, a decir verdad. 

De su cara desapareció cualquier rastro de diversión. 

-Entiendo. -dijo y reí sin ganas. 

-No, no lo haces. -le dije. -Se nota que sabes exactamente lo que quieres, vives la vida, eres feliz.-levanté la mirada para ver sus hermosos ojos. -Yo no sé como ser feliz, Finn. Y no sabes las ganas que tengo de serlo.

Se quedó callado por un momento y luego sonrió. 

-¿Por eso eres tan arisca? -preguntó. 

-Supongo. 

-Me gustó que me dijeras esto, Chica. -me dijo de una manera dulce, que me derritió por una milésima de segundo. 

-No debería habértelo dicho, ahora tendrás lastima por mi. 

-¿Qué? ¡Dios no! Será mejor. -me dijo guiñando el ojo. 

Cuando estaba dispuesta a reír, el sonido de mi celular me interrumpió. Volviendo al mundo real me moví para buscar en mi bolso mi celular. 

Cuando lo encontré lo saqué con pesadez. Al verlo mis ojos se abrieron como dos platos. 

Eran las 8:00pm y tenía 20 mensajes de Robin, sumándoles las seis llamadas que me echaba. Seguro debía pensar que estaba muerta. 

-Mierda. -dije y pude escuchar un ahogo de Finn. 

Subí la mirada para verlo quien tenía la mano en el corazón con expresión atónita. 

-¿April Campbell diciendo groserías? -preguntó sonriendo. -Sé que no te conozco mucho, pero no pensé que fueras de esas, chica. 

Rodee los ojos y me centré en ver los mensajes desesperados de Robin. Pero en eso escucho unos pasos acelerados hacia donde estábamos Finn y yo. 

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