Capítulo 24: Las canciones.

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-Entonces... -empiezo tratando de leer el mapa.

Él rio.

-Si no puedes, yo puedo leerlo.

-¡No! -me apresuré a decir. -Estás manejando.

-Bueno, pero tenemos que ver hacía dónde ir. -me dice él con una sonrisa.

-Déjame manejar.

Él volteó mirándome atonito por mi ofrecimiento.

-¿Qué? -preguntó.

-¿No quieres que toque a tu bebé? -le pregunté divertida.

-No, no es eso. -me dijo regresando la vista a la carretera. -Es que, ninguna chica estando conmigo me ha dicho para conducir.

Yo me reí.

-Sí, pero tú no has tenido que conducir más de 6 horas.

-Sólo llevo conduciendo 5 horas, Ap. -replicó.

-Una hora menos, una hora más. -le dije riendo.

-Está bien, déjame estacionarme.

Él se orilló, y luego abrió los seguros. Yo me giré quitandome el cinturón y abrí la puerta para poder salir libremente. Estiré las piernas y me recosté del vehiculo.

Pronto vino Finn a mi encuentro y me miró por unos segundos.

-¿Qué? -pregunté.

-Eres... -empezó y luego borró la sonrisa que había estado antes en su rostro. -Diferente.

¿Me está diciendo que tengo problemas?

Lo miré con confusión.

-Siempre supe que eras diferente. -se trato de explicar. -Pero, todos los días me das una sorpresa.

Yo le sonreí.

Yo estaba clara que él tampoco era de palabras, cómo yo. No sabe muy bien cómo expresar sus sentimientos.

Me alegra que esté intentando decirme que soy especial.

-¿Por qué lo dices? -pregunté.

Sí, lo estaba torturando un poco.

Él sonrió de lado mirando hacia el suelo. Cuando levantó la mirada se acercó a mi, a paso lento.

-Porque, me pides cosas cómo conducir, nunca antes habías visto una película usual de llanto. -me dijo. -Eres tan cerrada con cosas nuevas desde que te conocí, cuando nos chocamos ese día en la calle no corriste hacía mi a atornillarme con tus atributos o a decirme que tan buena eras en la cama.

Yo me quedé de piedra junto al auto, escuchandolo hablar.

-Y qué con tu increíble belleza, lo hubiese pensado. -sonrió. -Usualmente, una chica te sonrie, no tu tienes que esforzarte por hacerla sonreír. Tú... -se detuvo a pensar que decirme. -me haces querer hacerte reír, porque me encanta verte reír.

Sentí como ese calor que últimamente estaba sintiendo en mis mejillas.

-No sé si así sea toda la mierda del amor, porque nunca le he sentido. -me dijo. -Sólo sé, que le agradezco a mi hermano que me haya obligado a pasear a Jinny. -Me miró a los ojos. -Nunca había tenido en mi mente a una chica tanto tiempo, cómo ese día.

-Finn no tienes qué...

-Si tengo. -me interrumpió. -Nunca te había tratado de decir las cosas... -Se detuvo. -No soy tan cursi como quisiera, no soy bueno con las palabras en este tipo de situaciones... Me gusta así.

La Aventura de la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora