Capitulo 40: Memorias.

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Que hermoso era estar aquí con Finn. La mayoría de las veces que estaba con un hombre prefería mantenerme por la menos varios metros a distancia. Lo mas curioso es que con Finn siento la necesidad de acortar la distancia cada vez más.

-¿Quieres el sándwich con mantequilla? -preguntó disfrutando de mi reciente espabilamiento.

-Sí. -respondí viendo como estaba lleno de cosas mientras preparaba los sandwiches, nunca había visto algo tan cómico y lindo en mi vida.  -¿Necesitas que te ayude, Finn?

El levantó su mirada hacia mi y sonrío de manera dulce.

-No hace falta. -respondió simplemente.

Yo le sonreí y sin hacerle el mínimo caso fui hasta donde estaba para ayudarlo, cuando llegué a su lado este bufo sonoramente emitiendo una sonrisa.

-Nunca me haces caso.

-A veces siento que no es necesario. -le respondo rellenando uno de los panes que habíamos comprado en la tienda que se encontraba en la gasolinería.

-Ap. -me llamó con el tono más serio que antes, lo miré deteniendo cualquier actividad que estuviera haciendo.

-¿Si? -pregunte un poco nerviosa.

Finn dejó de arreglar la mesa y me miro, pude ver la duda en sus ojos y me di cuenta de que se estaba debatiendo internamente en sí decírmelo o no decírmelo. Luego, Fin sonrío y volvió a lo que hacía.

-Eres muy hermosa, ¿lo sabías? -en el momento en el que eso salió de su boca debí relajarme, pero no lo logré. Todo mi cuerpo estaba tenso y angustiado. Rápidamente viaje en mi mente a través de los terribles recuerdos y vi a ese hombre.

Ese maldito hombre que mientras se quitaba la cremallera murmuraba muchas cosas, y entre ellas, esa.

-Eres muy hermosa, ¿lo sabías? -halagó con voz la voz excitada. Sacó su miembro viril, y yo lo único que podía hacer era llorar. Gracias al cuchillo que me había clavado mis sentidos estaban apagados, y veía borroso. -Tranquila, que lo disfrutarás, solo siente como te follo.

Empecé a gritar y sentía como las lágrimas salían descontroladas, sentía que alguien me agarraba los brazos sacudiendome, me lo quité de un golpe tirándome al suelo y retrocediendo hasta llegar a la pared donde me coloqué en posición de feto a llorar.

-Dios mío, April. -susurró una voz masculina, que después de unos empecé a reconocer. Empecé a despertar de mi recuerdo, recuperando los sentidos, escuchando y viviendo la realidad y no mis tormentosos recuerdos.

Abri los ojos con cuidado subiendo lentamente mi cabeza, y cuando logré tranquilizarme vi a Finn arrodillado en frente de mí, viéndome totalmente preocupado y con expresión de confusión pura. Se veía que estaba irritado y estresado, no sabía que hacer y no saber que hacer lo ponía de esa manera. 

No podía hablar, solo podía llorar. Pero con la cabeza le indique a Finn que se acercara quien lo hizo sin emitir ningún sonido.

Me recosté en su pecho soltando todo lo que tenía adentro, y sin evitarlo no dejaba de ver esas manos sobre mi cara, ese horrible rostro, que en realidad estaba en mis recuerdos borrosos. No podía dejar de repetir en mi mente como me tumbaba al suelo con un puñetazo, dejándome aturdida. Ni como se montaba encima de mi mientras de despojaba de su ropa.

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